Cuantas veces no habrá estado ahí para ella. Llamadas perdidas antes de ir a trabajar, o mejor dicho, de entrevistas o conciertos. Luke se deslizó contra la pared de azulejos azules que no hacía un mes habían colocado. Ya no encontraba la nueva decoración bonita, ni acogedora. La encontraba fría y traicionera.
Observó como su pelo castaño estaba esparcido por el suelo, los reflejos rosas que se había hecho la semana anterior le caían justo delante de la cara, ocultando su rostro de los ojos celestes de Luke que intentaban ver más allá de lo allí presente. Su piel había perdido todo su brillo, todo su esplendor que normalmente le transmitiría y haría que su corazón se acelerase como una estrella fugaz cruza el cielo nocturno.
Detrás del cabello de la chica Luke podía distinguir sus labios, descansaban separados, no se movían y ningún último aliento salía de ellos. Luke levanta la mano y se acaricia suavemente sus propios labios, intentando de laguna forma volver atrás en el tiempo a tan sólo ese mismo día por la mañana cuando sus labios y los de ella habían estado entrelazados, compartiendo lo que él todavía no sabía. El último adiós. Luke siente como una gota caliente desciende sobre su mejilla congelada, a esta le siguen más como soldados en combate, seguidos, sin descanso, arrasando el terreno. El chico cierra los ojos con fuerza intentando parar las lágrimas, ella no lo hubiera querido ver llorar. La última luz que abarcaba su pequeño corazón se desvaneció, la chica cayó. Una caída de la que no iba a volver.
Si hubiera contestado esa llamada ella no estaría ahí, tumbada, apagada... Sin vida. Pero lo que ella no sabía era que sí solo hubiera aguantado unos minutos más , su vida habría cambiado ya que ahora Luke yace a su lado con las manos entrelazadas, un anillo en su puño y sin vida. Su búsqueda había terminado, no quería perderla de nuevo.
Es mi primera historia, colgaré pequeños relatos espero que os gusten. <3 -Cris