Prólogo

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Según el mito griego, en un principio, no existían solo el hombre, hijo del sol, y la mujer, hija de la tierra, si no que tambien la unión de los dos llamados hoy andróginos. Estos seres fueron creados originalmente con cuatro brazos, cuatro piernas, una cabeza y dos caras, contenían ambos sexos, el masculino y femenino o podían abarcarce por el femenino/femenino o masculino/masculino. Eran veloces como la luz y redondos como su padre: la luna; su fuerza era extraordinaria y su poder inmenso volviéndolos criaturas ambiciosas. Debido a esto decidieron desafiar a los dioses, escalaron el Olimpo, la montaña donde los dioses habitan, con la intención de atacarlos. Asi, temiendo de su poder, Zeus les envío un rayo que los dividió en dos seres individuales. Apolo, siguiendo a Zeus, giraba sus cabezas para que pudieran observar eternamente su parte amputada, también curaba sus heridas, le dio forma a su troncos y moldeaba su barriga.
Luego de un tiempo las criaturas comenzaron a morirse de hambre y depreción, se dejaban estar. Cuando una de las partes moría, la otra se quedaba a la deriva buscando y buscando...
Zeus les tuvo piedad y giro sus partes reproductoras para el frente haciendo que el humano no copulara más en la tierra, sino que lo harían entre hombre y mujer. En un abrazo las almas se encontraban y se convertían en una. Sin embargo, con el tiempo los humanos se olvidaban de lo sucedido y solo tendrían un deseo que no estaría saciado en el acto de amar. Desde ese día, cada humano está condenado a buscar su otra mitad, su alma gemela por el resto de su vida.

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⏰ Última actualización: Feb 20, 2018 ⏰

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