DOTES CULINARIAS

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*Narración de Melo*

Esa misma noche María se quedó a dormir, pero primero avisó por teléfono a su compañera de piso.

*Beep...beep...beep*

-Dime María.

-Oye, que hoy tampoco voy a dormir, tengo una fiesta. -Su compañera se empezó a reír. 

-Vale, que te lo pases muy bien en tu fiesta

María y yo nos pasamos la tarde en el sofá viendo vídeos de instagram y haciendo el tonto con el snapchat, sin subir nada, claro. Estábamos las dos boca arriba, María a mi lado, donde el apoyo del sofá. De repente se dio la vuelta, se puso encima mía, y me empezó a acariciar el pelo.

-¿Me dejas cocinarte? -Dijo María. Me empecé a reír.

-Ala... ¿me quieres meter en el horno? -Bromeé.

-Estúpida, que me dejes hacerte de cenar.

-Vale. -Le contesté mirándole dulcemente la boca. -Improvisa, no sé lo que hay, así yo mientras me doy una ducha... ¿o te quieres duchar conmigo?

-Me he duchado ya esta mañana.

-Pues qué pena... 

María fue a la cocina, y yo aproveché para darme una ducha. Al cuarto de hora, Cadepe llamó a la puerta del baño.

-Melo...

-Dime. -Dije mordiéndome los labios... pensé que venía a por otra cosa...

-Que no encuentro la sal.

Joder... maldita Cadepe...con las ganas que la tenía.

-Está en un tarro negro en el cajón de al lado de la lavadora. Tú busca, abre todos los cajones si hace falta María, que no te de vergüenza que mi casa es la tuya. 

-Okaaaaaay. -Me dijo... y volvió a la cocina.

A los diez minutos salí, y María estaba en la cocina, de espaldas. Me acerqué, le agarré la cintura y empecé a besar su cuello... 

-Melo hija que estoy cocinando.

Miré la cacerola y le di un beso en la mejilla.

-¿Qué cocinas?

-Pues como te gustan mucho las ensaladas y las alubias te estoy preparando un plato que me enseñó mi abuela a hacer, es de mi tierra.

María se conocía muy bien mis gustos culinarios. Más tarde nos sentamos a cenar en el sofá. Me sorprendí de lo bien que cocinaba.

-¿Qué? ¿te gusta?

-Joder María... ¿tú dónde has aprendido a cocinar? -Dije con la boca medio llena.

-Me enseñó mi abuela... mis padres no estaban mucho por casa así que mi abuela que en paz descanse me enseñó a hacer muchas cosas.

La miré a los ojos y le dije sonriendo:

-Pues te enseñó muy bien.

Después de cenar, le dejé a María una de mis camisetas, que le quedaba enorme, y un pantalón de pijama. 

-Pareces una medusa, te queda enorme. -Le dije riéndonos.

Yo me encontraba sentada en el sofá, y ella de pie. Alargué mis brazos para que viniese a abrazarme y vino con tanta fuerza que nos tumbamos. Seguimos viendo vídeos de instagram,  y alguna que otra curiosidad en youtube. Cuando bajé mi cabeza para mirar a María que estaba apoyada en mi pecho, vi que se había quedado dormida. Dejé el móvil en el sofá, me levanté, la cogí en brazos, apagué las luces y la llevé a la cama. Ni se enteró, María tenía el sueño más profundo que una marmota. La puse en su lado preferido de la cama, la rodeé con mis brazos, y dormí con ella.

MELEPE - La verdadera historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora