Capitulo II.

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Pasé a quinto grado, en el salón pasaba lo mismo, me molestaban, me ignoraban, de todo. Pero en el receso unos niños de primer año se acercaron para jugar conmigo, eran pequeños pero muy lindos y más esas hermosas sonrisas, lamentablemente esas sonrisas eran falsas, su amistad también lo era, solo jugaron conmigo para conseguir lo que quisieran, se aprovecharon de mi amor por ellos, así paso varias veces con otros chicos, al principio me trataban como su mejor amigo pero al final solo me traicionaban, me canse de todo eso, de aceptar personas falsas en mi vida por lo que decidí estar solo.

A mitad de ese año, faltaba cada vez más, las visitas al hospital eran más frecuentes, en una de ellas el Doctor me pidió salir un momento ya que iba a hablar con mis padres, pasaron aproximadamente treinta minutos, cuando salieron sus rostros mostraban miedo y tristeza ¿que habrá pasado? Les pregunte pero no me respondieron.

Pasó el tiempo, empecé a notar que el amor de mi madre iba desapareciendo y lo remplazaba el odio, sus ojos lo reflejaban, poco a poco se olvidaba de mí, de darme de comer, me gritaba, me jalaba de una forma que dolía mucho, incluso... Me alzo la mano, así es, me pegaba, sus abrazos de volvieron golpes, sus "te amo" en insultos ¿Por qué lo hacía? ¿Acaso era por a veces llegaba de la escuela con bajas notas? ¿O por que no hacia las cosas rápido como ella me las pedía? Sabía que tenía que mejorar, ser un chico bueno pero ¿Por qué esa era la forma de hacerme un mejor niño? ¿Me odia realmente?

Un fin de semana mi madre tomó mucho alcohol, mi padre se enojó así que prefirió salir un rato para no pelear más, ella vino a mi habitación, me empezó a golpear, intentaba detenerla pero no podía, solo podía escuchar que repetía algo una y otra vez.

-¡Por tu culpa! ¡Por tu culpa!

-Madre ¡detente! ¡Duele, duele!

-¡¡YO NO PEDI UN HIJO COMO TU!! ¡¡UN HIJO ENFERMO!!

Cuando soltó esas últimas palabras se calmó, la habitación quedo en silencio, No entendí ¿enfermo? ¿De qué? ¿Por mi culpa qué? Las lágrimas empezaron a brotar de mis ojos, dirigí mi mirada hacia el suelo y con una voz temblorosa pregunté.

-¿Me odias madre?

-¡Claro que te odio! Estas haciendo mi vida un infierno.

-¿Por qué? ¿Por qué estoy enfermo? Si es así, ¿Enfermo de qué?

-...

-¡Responde! ¡¿Enfermo de qué?!

No soltó una palabra más, se dio vuelta y se fue de la habitación cerrando la puerta de un golpe, había un dolor horrible en mi pecho, las lágrimas caían cada vez más –mi madre me odia, me odia...- Me repetía una y otra vez, jamás pensé que esas palabras salieran de ella, de mi propia madre, llore casi toda la noche hasta que el sueño me venció.

Todo había cambiado desde ese día me sentía vacío, mi padre ahora estaba más ocupado por su trabajo, ya ni lo veía, mi madre se salía sin decir nada, me quedaba solo en la casa, iba la escuela cuando se me daba la gana, de todos modos no me decían nada, me preguntaba una que otra vez el ¿Por qué? ¿Qué hice mal para merecer todo esto? No solo sabía, pero algo entendí de todo esto, mi familia ya no era feliz, se había roto. Al terminar el año le pedí a mi padre que me comprara un violín y me metiera a clases de dibujo, él me dijo que si, enseguida lo hizo, ahora tenía en qué perder el tiempo ¿no? Era aburrido estar en casa solo sin hacer nada. En una visita del doctor, cuando estaba hablando con mis padres decidí espiar.

- Después de ver los últimos exámenes de sangre hemos confirmado, su hijo tiene ELA- ¿ELA? ¿Qué es eso? Me puse a investigar, ¡No! ¡No puede ser! Había leído varias fuentes y siempre decía lo mismo, "parálisis" "muerte" tenía miedo, cuando volví a tener una cita con el doctor le pregunté sin más rodeos.

-Doctor... Tengo ELA ¿no es así? ¿Me quedaré paralitico... o moriré?- Se quedó sorprendido por la pregunta pero el tampoco dio muchas vueltas al tema.

-Sí, si tienes ELA, y todavía no sabemos si morirás, dependerá de cómo avance la enfermedad, por ahora lo único que podemos hacer es checando u saber cómo responder tu organismo al medicamento.

Fue lo único que dijo, no hice más preguntas, el doctor les dijo a mis padres que me había enterado de mi enfermedad, mi padre hablo conmigo, pero honestamente me sentía muy mal, saber que te puedes quedar paralítico o morir es una noticia grande, voltee a ver mi madre, me veía con tanto desagrado, con tanto asco, solo baje la mirada e intente asimilarlo.


Tu eliges tu propio camino.Where stories live. Discover now