A COMISARÍA

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*Narración de Melo*

Me estaba empezando a preocupar. María llevaba dos días sin contestarme a mensajes ni llamadas. Estaba pensando en presentarme en su casa pero me daba cosa... ¿y si no era apropiado? ¿y si se había cansado de mi? Llamé a Rush porque no sabía qué hacer.

-Rush, tengo que contarte algo.

-Sí claro, dime.

-Que llevo sin saber de María dos días. No contesta a mensajes, y la llamo y no lo coge. No sé qué hacer.

-Pero ¿os habéis enfadado o algo?

-Qué va, si estábamos muy bien, pero no me contesta desde hace dos días, cuando os fuisteis de mi casa a la vuestra, y estoy pensando en ir a su casa a ver si le ha pasado algo pero, ¿y si es porque no quiere verme?

-No creo Melo... María no es así.. así que le tiene que haber pasado algo. Me estoy preocupando yo también así que si quieres vamos juntos a ver qué pasa.

Rush y yo quedamos en el portal, y fuimos directos a casa de María. En el camino Rush me empezó a preguntar.

-Oye Melo, no sé si es apropiado preguntártelo ahora pero como no me lo contaste el otro día... ¿qué hay con María?

-Pues mira ahora no lo sé, pero estábamos tan bien que parecíamos novias. -Rush se quedó flipando.

-Ah pero que ya... 

-Sí Rushete sí, dos veces.

-Joder Melo. -Me contestó riéndose.

De repente me entró el bajón y me estaba poniendo nerviosa. ¿Y si se había asustado de mi por algo? Rush me puso el brazo encima y me intentó calmar.

-Melo no te preocupes ¿vale? Ahora vemos qué pasa, pero no creo que sea nada, a lo mejor necesitaba un descanso de todo el mundo, no se sabe.

Llegamos a su portal, llamamos, y por sorpresa nos abrieron, aunque ni si quiera peguntaron quiénes éramos. Llegamos a su puerta, y yo pensaba que de un momento a otro se me iba a salir el corazón del pecho. María abrió la puerta... y lo que vi no me gustó un pelo. María había estado llorando, tenía la cara roja y los ojos hinchados. Llevaba por encima una manta y estaba temblando, pero no sé yo si era de frío... En cuanto la vi, me abalancé hacia ella y le di el abrazo más fuerte que le había dado nunca. Ella, temblando, se metió entre mis brazos, sintiéndose protegida, como si algo le hubiese pasado, y se puso a llorar. Entramos en su casa, y cuando se despegó de mi, le dio un abrazo enorme a Rush.

-María, ¿qué te pasa? me estás asustando. -Le dijo Rush mientras la abrazaba. 

Los tres nos fuimos al salón, nos sentamos en el sofá y María nos lo empezó a contar. 

-No sé si lo sabéis, si os habréis enterado por medio de youtube o por donde sea, pero estuve hace menos de un año con un chico, Juan Arroita.

Interrumpí a María. Tenía un presentimiento sobre lo que nos iba a contar.

-María... no me jodas... 

-A ver, este chico y yo acabamos mal, porque él me puso los cuernos, y le dejé. Me tenía esclavizada y no me di cuenta hasta que no lo dejé con él. Pues cuando salí de tu casa, me llamó por teléfono, y se lo cogí porque no sabía quién era, no le tenía guardado en mis contactos. Pues me empezó a decir que sólo quería hablar conmigo, que si por favor podíamos quedar, que se sentía muy mal y que no quería acabar conmigo así, que quería que las cosas hubieran terminado mejor, entonces, tonta de mí... le hice caso y le creí. Esa misma noche me presenté en su casa, y cuando me abrió la puerta su cara no me hizo ninguna gracia... me miró serio, como si tuviera una rabia dentro que no se habría podido quitar desde la última vez que le vi, y me hizo pasar, parecía un sargento.

Rush se estaba empezando a poner blanco, y a mi estaba a punto de darme algo... sabíamos lo que nos iba a contar a continuación.

-Nunca debí haberle creído, no debería haber confiado en él, y tonta de mi, que lo hice. Me metió en su casa y empezó a preguntarme en un tono suave que qué tal me iba la vida, y poco a poco fue subiendo el tono e introduciéndose a sí mismo en el tema. *¿y qué tal te va sin mi, María? ¿bien, no? a saber a quién te estás tirando ahora... eres una guarra...* y eso fue lo más suave que me dijo. Poco a poco fue aumentando el tono, y ya de nada me servía replicarle, ni siquiera se me oía. Le dije que a qué cojones venía llamarme otra vez para tratarme de esa manera... no entendí que un maltratador no deja de serlo pase el tiempo que pase... pero palabras no fueron lo único que sucedieron esa noche. -Dijo María mientras se destapaba con la manta, haciendo ver un enorme moratón en el brazo.

-PERO QUÉ HIJO DE LA GRAN PUTA. -Grité mientras me levantaba del sofá con las manos en la cabeza. -ME CAGO EN SU PUTA MADRE MARÍA, ¿¿¿QUIÉN COÑO SE CREE ESE CABRÓN PARA HACERTE NADA???

María empezó a llorar, la pobre no sabía ni qué hacer. Me tranquilicé, me volví a sentar a su lado en el sofá, y le quité las manos de la cara.

-María cariño, vamos a ir a comisaría, ahora mismo, así que coge papeles, DNI y lo que necesites que nos vamos.

-Bueno deja primero que se le pase un poco, y luego vamos los tres. -Dijo Rush mientras acariciaba a María. -Qué fuerte María... con estas cosas no te puedes callar, ¿por qué no nos has llamado para contárnoslo?

-Porque tenía miedo... no sabes lo bestia que puede llegar a ser... estaba aterrorizada, y no quería asustaros a ninguno de los dos, por eso no respondía ni contestaba mensajes, estaba tan en shock que no me he levantado de la cama ni para comer. Ni siquiera he dormido.

Esa misma tarde nos presentamos en comisaría para denunciar violencia de género y malos tratos.

MELEPE - La verdadera historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora