Capítulo 5

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"Porque te amo" esas palabras me dejaron paralizado. No sabía cómo reaccionar a tal declaración; ¿me asombro o me asusto? Me parece más razonable la segunda opción. Sinceramente de todas las cosas que pasaron por mi cabeza al hacer aquella pregunta no pensé que diría tal frase.

—Déjate de bromas —dije porque sinceramente no podía ser otra cosa que eso.

—No estoy bromeando —dijo ladeando su rostro que estaba a muy escasa distancia del mío. Dios, por favor respeta mi espacio personal—. Te amo muchísimo —Esta vez su tono de voz fue como el de una niña cuando le dice aquellas palabras a su padre.

Ella suspiro y su aliento a fresas —no estoy bromeando, en serio así olía— choco contra mi rostro yo arrugue mi nariz, aunque el aroma de su boca fuera de mi fruta favorita me causo un asco tremendo al ver que tan cerca estábamos, instintivamente retrocedí un paso.

—Apenas nos conocimos hoy —Le recordé con el ceño fruncido ella quiso reír pero lo retuvo.

—En realidad no hemos encontrado quinientas veces, con esta serian quinientas uno —Pestañee y volví a pestañear, si antes no sabía cómo reaccionar a la declaración de amor ahora si estaba completamente confundido. Desvié mi rostro a un costado y exhale. Esto debe ser un sueño.

—Escucha —Me acerque por lo que fue el turno de ella retroceder con una mirada confundida y sonrojada hasta las orejas—, si nos hubieras encontrado la cantidad de veces que tú dices yo te hubiera reconocido o ya seriamos hasta cercanos —Ella bajo su cabeza y sus rodillas se flexionaron por un segundo, su actitud fue como si quisiera arrodillarse.

—Bue...Bueno —tartamudeo—, en realidad tu no me viste, yo fui la que te vio —Lushi recobro su compostura y levanto la cabeza con esa maldita sonrisa otra vez en el rostro—, y nunca hablamos, esta es la segunda vez que intercambiamos palabras —declaro jugando con sus dedos.

—Eso en vez de ser un encuentro parece mas acoso —señale cruzando los brazos, ella flexiono sus rodillas.

—Lla...Llámalo como tú quieras —murmuro. No lo negó, ¡Ni siquiera lo negó! Tape mi rostro con cansancio, esto se estaba saliendo de mis manos como agua entre ellas.

Hubo un enorme silencio entre nosotros. Ella tenía todavía la cabeza gacha más yo había dejado de mirarla para ver al felino que miraba con clara amenaza al Contacto Especial. Los pensamientos de su declaración abandonaron mi cabeza concentrándome en el tema principal; Macao, el muy maldito me había intentado estafar, no se suponía que él era parte de mi familia paterna, aunque pensándolo bien no me sorprende, si mi padre es un criminal que está en la cárcel su hermano debería ser el mismo pero al principio sinceramente no quería creer tal cosa.

—Yo en serio quiero ayudarte.

Mire a la rubia enfrente de mí y su mirada de determinación choco con mis ojos desinteresados por lo que estaba pasando. Tener a esta loca como manager, no, ni pensarlo.

—No necesito tu ayuda —declare sentándome en el mueble ella solo se rasco la parte trasera de su cabeza.

—En realidad si la necesitas —Esta mujer si tiene agallas para decir eso—, supongo que no vas a trabajar más con Macao después de lo que sucedió —Chaquee la lengua al escuchar el nombre de mi tío—, y no puedes buscar tú las peleas —Fruncí el ceño ofendido ante sus palabras—, no queremos que pase lo mismo que aquella vez.

Un tic apareció en mi ojo derecho al recordar aquella maldita pelea. Cuando estuve un tiempo si tener una batalla había tenía la grande —"espectacular"— idea de buscar una por mi propia cuenta lo que me llevo a estar enfrente de un hombre con cuchillos en sus manos y encerrado en una jaula con él. Por poco y muero allí.

—Yo puedo proporciónate hasta cinco batallas diarias —Levanto su mano mostrando todos sus dedos—, la cuales puedes ganar hasta cinco mil dólares si ganas y si en el caso que no sucediera ganarías la mitad que sería alrededor de doscientos quinientos —Yo había dejado de mirarla pero al escuchar la cantidad la mire por el rabillo del ojo, ella se encontraba arrodillada enfrente de mí y me sonrió al ver que capto mi atención.

»¿Cuántas veces peleas con Macao? Dos a tres veces mensual —se respondió ella misma, chasquee la lengua—. ¿Cuánto ganas con una lucha? Mil si ganas y si pierdes no recibes nada, aparte que la mitad de eso se la queda Macao con lo que te deja quinientos para los gastos del hospital —Mordí mi lengua resistiendo mis ganas de gritarle pero tenía razón—. ¿Me equivoco? —pregunto.

—Si sabes lo que diré a esa pregunta no la hagas —exclame secamente—. Mi respuesta sigue siendo no.

—No me crees que te puedo conseguir cinco batallas en un solo día, ¿verdad?

Aquella mujer se levantó y se dirigió a la cocina donde minutos después salió con una laptop en su mano para sentarse en el comedor. Me levante del sillón y me acerque para verla tecleando con una rapidez anormal. Subía sus piernas a la silla sentándose en forma de indio, me senté en la silla a su lado y me quede mirándola con aburrimiento. Su teléfono sonó por lo que dirigió una de sus manos al auricular inalámbrico que tenía en su oída —no lo había visto hasta ahora— y contesto para luego seguir tecleando las letras esto sin apartar la vista de la pantalla. Hablo en un extraño idioma por unos minutos y luego corto la llamada para contestar otra.

Pasaron varios minutos y ella no se movía del aparato electrónico. Restregué mi rostro cansado, que extraño por primera vez en años tengo sueño sin antes tomar mis pastillas para dormir. Me a recosté en la mesa y no aparte la vista de Lucy —así era su nombre, ¿verdad?— hasta que sin poder evitarlo mis ojos se cerraron.

"Sucio"Where stories live. Discover now