Capítulo 2: Actualidad.

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El resto de los recuerdos no era nada más que solo eso; recuerdos.
Recuerdos acerca de su camino desde que despertó de dentro de ese auto en adelante.
Recuerdos acerca de lo mucho que caminó para encontrar un lugar seguro.
Recuerdos que inundaban su mente, sucesos malévolos que pudieron no haber pasado si tan solo hubiera tomado bien una decisión.
Aquellos recuerdos que atormentan por el resto de la vida aún así intentes evadirlos.
Recuerdos que te forjaron de ese momento en adelante.
Recuerdos vívidos.
Recuerdos que te cambian.

No importaba nada desde que despertó, ya lo había perdido todo, sólo tenía una imagen de su padre con la cabeza destrozada en la parte lateral izquierda, junto con su brazo mutilado puesto que las criaturas al parecer se la devoraron. Su madre, cortada por la mitad, cuya parte de arriba se hallaba totalmente destrozada y molida, una parte por los asesinos, otra por el choque.
Solo recordó que vomitó una vez tras otra, no aguantaba puesto que nunca se habría imaginado aquella imagen de sus padres, o por lo menos, lo que quedaba de ellos.
Lloró, un montón, todo los humanos lo hacen al sentir un dolor profundo en el pecho, ese dolor particular que te refleja que has perdido algo importante, ese dolor que no te deja pensar con claridad y lo único que prefieres hacer es llorar, ese dolor que se desahoga mediante un fuerte arrepentimiento, mediante un ''¿por qué a mí?'', pero de ahí en adelante, su futuro estaba en sus manos.

Con suerte, pudo sobrevivir, no le fue fácil, pero lo hizo. Al menos hasta ahora que pareciera que la marea se calmó, sin embargo, todavía se pueden visualizar aquellas criaturas, no se han exterminado del todo, se reproducen. Como es de simple pensar, las personas sobrevivientes habrá construido refugios para evadir aquellas pesadillas que ya por tres años ha intentado acabar con sus vidas una y otra vez. Pero estaba solo, vagaba por las ciudades en búsqueda de lo que le ayudase a sobrevivir, como hacía en el centro comercial de donde extrajo escasos productos que podían ser ingeridos, pero peor es nada.

Era un día lo suficientemente tranquilo y callado como para ser inquietante, el chico se encontraba en la cornisa de un tejado consumiendo una sopa en lata, no era mucho, a penas y rellenaba el estómago, pero eran nutrientes necesarios para poder seguir en pie.
Su vestimenta: Era como la de un explorador; botas algo altas, pantalones grises moderadamente sucios, una chaqueta de color blanco grisáceo con capucha (la cual usaba cada vez que inspeccionaba y rebuscaba), una bufanda algo delgada que cubría su cuello y parte de su pecho, y una mascarilla de tela que usaba para no aspirar mucho polvo puesto que la ciudad estaba totalmente envuelta en ello. 
Era curiosa su apariencia: Un chico de diecisiete años, de cuerpo algo delgado pero formado, ligeramente moreno, algo alto de estatura, unos 1.75, ojos color ámbar con un toque profundizado y cabello color negro, casi claro. 

Luego de un pequeño rato, terminaba de tomarse la sopa de sabor algo agrio pero salado, decidió bajar de la azotea, buscaría más provisiones, pero esta vez enfocándose en la ropa puesto que la que tenía estaba ya algo sucia, y encontrar un lago o pozo en donde limpiar esta era algo complicado debido a que casi todos estaban sumidos en los escombros que quedaban de la ciudad, sin embargo, solo era en el suelo. Las tiendas, bodegas, farmacias y demás estaban prácticamente intactos, algunos fueron saqueadas anteriormente, otros ya habían sido evacuados antes de que la sombra siquiera cubriese un centímetro, y otros simplemente cerraron y abrirlos es un suicidio, debido a que todavía rondan esos fenómenos y son atraídos por el ruido, aún así sea de día.
Optaba por registrar en las diferentes tiendas de ropas que habían en las esquinas de las calles, obviamente caminando en las sombras para no llamar la atención de cualquiera amenaza que se presentase por la zona, siempre permanecía muy alerta en ese sentido. Después de unos pocos minutos, se situaba en la entrada de aquella tienda, suspiró un poco profundo debido a que no veía mucho el interior; estaba muy oscuro como para divisar aquello con tan solo la mirada común, pero ahí se embarcaría otra peligrosa excursión. 

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