Por fin contigo

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Cuando se es inmortal el tiempo es relativo, pero para Magnus Bane no es así, ha pasado un siglo desde que perdió al amor de su vida y solo cuatro años después perdió a su hijo Rafael a manos de un demonio mientras protegía a un pequeño hijo de la luna, hasta el final Rafe siempre cuido y protegió a todos sin importar que fueran Shadowhunter, mundano o subterráneo, él fue un valiente como su padre y su perdida fue uno de los más duros golpes que Magnus pudo recibir, había perdido al amor de su vida años antes y después perder a su niño fue mas de lo que pudo soportar, pero, el pequeño Max siempre estuvo allí para cuidar de él, junto con sus nietos, pero ellos habían muerto medio siglo atrás dejando descendientes, la familia Lightwood-Bane se había dispersado y el único que seguía junto a Magnus era Max.

A pesar del tiempo Maxwell seguía al pendiente de la descendencia de su hermano y debes en cuando visita a los bisnietos, cada vez que iba con ellos les contaba la historia de sus padres para que nunca olvidaran como fue que su familia se formo y por sobretodo respetaran el legado de su padre Alec, un legado donde Shadowhuter y subterráneos deben ser tratados por igual, pero eso no era un problema después de todo el pequeño Alexander tenía una relación con una vampira de Londres.

Por su parte los tataranietos de Isabelle son tan parecidos a ella en muchas formas, desde su estilo hasta su personalidad arriesgada, pero sobre todo por el amor de familia que profesan, tristemente ninguno heredo esos hermosos ojos azules que por primera vez en la historia pertenecieron a un Lightwood, los cuales conquistaron el triste y desolado corazón de un brujo, quien desde que los vio supo que jamás podría olvidarlos.

Los tataranietos de Jace y Clary son iguales a ellos, Son dulces como Clary, con la belleza del Ángel dada por Jace, a pesar de las generaciones los Herondale siguen siendo los shadowhunters más fuertes y mantienen una relación muy unida con los Lightwood, uno de sus descendientes es es la viva imagen de Jace con todo y su miedo a los patos y a la viruela demoniaca, pero no era el único ya que entre los descendientes de Isabelle también había una chica igual a ella físicamente, pero nunca hubo alguien igual a Alexander de nuevo.

Para Magnus el recuerdo de Alec siempre estaba presente, por eso no podía acercarse a los descendientes de sus amigos, era difícil ver en ellos a las personas que alguna vez amo y que ya no volverán jamás, el simple hecho de imaginarse algún día ver a alguien como Alec lo hacía sentirse emocionado y destrozado a la vez porque no soportaría no ver el amor que alguna vez le profesaron esos ojos, no ver esa inocencia y determinación en su mirada, el recuerdo de su primer encuentro siempre sería memorable, jamás olvidaría a ese chico tímido escondido detrás de sus hermanos aguantando la risa por un chiste mal contado, ver por un instante una mirada triste al escuchar su rostro de sorpresa al darse cuenta del coqueteo.

Cada día desde su muerte Magnus desea estar con Alec, pero no cumplió su deseo por el bien de Max, pero ahora todo cambie ya que Max está casado y es feliz así que por fin puede morir sin remordimiento, su plan era sencillo ir con su padre y entregarle su inmortalidad por que una vida eterna sin Alexander no tenía sentido, lo amaba y siempre lo haría.

Siempre te esperareDonde viven las historias. Descúbrelo ahora