Brooke
Era la luz de la luna la que alumbraba todo a su paso, haciendo que todo se vea en una tonalidad azul escalofriante; cubriendo todo con un telar imaginario que disfrazaba a la noche como a una obra a punto de comenzar.
Desde el tejado donde estábamos se podía ver gran parte del vecindario, pero Cassie ya no miraba a los perros pasar o a la gente deambular; me veía a mí con estupor, con genuina sorpresa. Mi turno había pasado y me arrepentía de lo que había dicho. Pronto corto el silencio, haciéndonos volver a la realidad.
—es tu turno —Tomo un gran sorbo del vaso que tenía en frente y volteo hacia Cassie para poder pasárselo. El líquido transparente quema las paredes de mi garganta, pero a los pocos segundos la sensación se esfuma.
Ella duda un segundo lo que está por decir y continúa. Suelta un bufido exhausto.
—Estoy asustada hasta la mierda de que mi madre vuelva con su ex novio, Adam —Toma un largo sorbo y se limpia las comisuras con el dorso de su chaqueta.
Adam. El ex novio de su madre. Golpeador, alcohólico e impulsivo. No es exactamente lo que una niña a los once años pediría, pero es lo que Cassie recibió cinco años atrás. Hay que enfrentarlo, yo también estaría muerto del miedo si supiese que un monstruo me está esperando detrás de la puerta de lo que parece ser un dulce hogar.
Mi mejor amiga recibe un escalofrío por los desoladores recuerdos y cierra sus ojos un momento, intentando olvidar....Queriendo olvidar.
La abrazo por los hombros y acaricio su espalda, intentado tranquilizarla.
—no dejaré que te haga nada, nunca más. Eso puedes asegurarlo, Cass —sus ojos se encuentran con los míos y veo genuina gratitud en ellos. Rápidamente se levanta y me ofrece su mano para ayudarme a pararme. La tomo y traigo el vaso conmigo.
Esto ya era parte de la rutina. Normalmente somos tres aquí arriba, pero Matt no pudo venir hoy. Cada día número tres de cada mes, subiríamos a mi tejado y llenaríamos un vaso con cualquier bebida alcohólica que encontraramos. Nos dividimos por turnos y cada uno tiene que decir un miedo que tiene; así hasta que el vaso se acabe. Era una manera que teníamos de liberarnos, de sentirnos más humanos.
—vas tú —Cassie, expectante de una respuesta me ve y me da coraje, asintiendo con la cabeza. Levanto mi vista y la centro en algún punto en el cielo. Cierro mis ojos y empiezo a sentir el zumbido incesante que pasa por mi sangre. Tardo unos minutos en responder, y cuando por fin hablo, lo hago en un susurro:
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Black Out: Underneath My Skin
Fiksi Remaja"y vivieron felices por siempre". Los créditos comienzan a brotar con esa última línea, creando esa idea ficticia sobre un final feliz. Rio para mis adentros demostrándome a mí mismo que jamás me convertiría en una expresión Hollywoodense de esas qu...