Solo llegaba a ver su pelo... su hermoso pelo pelirrojo y tan lacio, cualquiera quisiera tener ese pelo suave y sedoso como el de ella... esa chica, esa chica la cual no podía identificar su cara, pedía ayuda y gritaba mi nombre a través del humo, a través de esos normes árboles que nos separaban. Mi pierna estaba atascada en una rama y dolía.. dolía tanto, pero yo sin embargo hacia fuerza para salir y ayudar a esa chica que gritaba, Lucila, Lucila.
- Lucila! Ayúdame por favor - gritó esa chica misteriosa -
- Acá estoy Juanita, acá estoy, resistí ya voy! - le grite. -
Juanita..
¿Juanita?
Su nombre era Juanita...
Lo sabia, ella era mi amiga, solo que no recordaba todo por completo...
Desperté. Una oleada de frío apareció en todo mi cuerpo cuando me destape y salí rápido de mi cama. Estaba sudando tanto que parecía estar desesperada... otra pesadilla más. Cada noche otro recuerdo de esa escalofriante noche, la cual no quería recordar.
Me levante de la cama y me puse un vestido floreado que era de mi bisabuela, agarre mi bolso y baje las escaleras con ayuda de mi madre.
- Hija! Estás emocionada? - agarro su cámara y empezó a filmar - un último saludito para la cámara!?
- Madre, ya estoy grande no crees? - dije y ella se agachó para que yo pudiera darle un beso en la mejilla - adiós madre te veo en una semana - salí de la casa y camine hasta la plaza donde paraba el autobús que pasaba a buscarme -
Hacía mucho frío y una neblina terrible, no se llegaba a ver nada.
Neblina..
- Lucila, agarra ese palo y dámelo.
Me estiré, hice lo que pude mientras mi amiga se prendía fuego
- No llego Juana! No llego!!! - lloré y veía cómo mi amiga se iba poco a poco, fue mi culpa. Lo sabia. -
No.
No más recuerdos, ya no.
El autobús paró frente mío y yo le entregue las valijas al chofer. Subía cada escalón que veía y caminaba por ese pasillo hasta llegar a un asiento vacío en el que solo estaba yo y solo yo, y así quería estar todo el viaje, ida y vuelta. Pero se ve que el destino quería traerme mala suerte y un chico con pelo castaño y ojos verdosos se sentó al lado mío.
- ¡Hola! - dijo el acomodándose mientras yo solo podía ver sus grandes y carnosos labios -
- Hola... - dije yo en un susurro, mirando hacia abajo mientras me sonrojaba -
- Lucila.. ¿no? - me dijo el mirándome -
- Oh... em si - mire hacia la ventana suspirando y viendo los árboles pasar -
Cuando llegamos, se me hizo todo tan trágico, todos me burlaban, decían que era una niña de nueve años y que no podía entrar a este campamento ya que no tenía la altura suficiente. Unos se reían y otros me miraban con lastima, mientras yo solo lloraba.
Los sueños seguirán apareciendo cada vez más, uno tras otro, mientras ese tal Dylan, el que se sentó al lado mío en el viaje, me defendía y me cuidaba. Todas las noches, el viene hacia mí a dejarme un beso en la mejilla pensando que estoy dormida, pero no lo estoy... me quedo despierta para que llegue ese momento en el cual soy feliz.
El anteúltimo día, en el comedor, una chica llamada Jenny, hija del director del campamento, vino hacia mí con su novio Kevin burlándose de mi altura y de mis problemas...
- Lu, no sé si sabías pero el campamento era para mayores de doce, no de tres años - dijo la chica con crueldad mientras el novio me empujaba hacia atrás haciendo chocar con una enorme pared de piedra -
