Trece

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*24 horas para el operativo*

- ¿Dónde estás?

- Pues en un polígono industrial, en medio de la nada.

Me encontraba en la sala de tiros, hablando por teléfono con Daniela. Ya se nos habían acabado los refugios y no podía estar en un hostal, como cualquier persona normal, pues la policía podía ir a por ella en cualquier momento.
Lo único que se nos ocurrió fue alquilar una furgoneta.

- ¿Estás segura de que Abad no ha dicho nada? –Me preguntó.

- Segurísima, lo ha dicho el diablo de Aída esta mañana en la sala de reuniones. Incluso ha repartido unos informes para ver si alguien tenía algún hilo del que tirar.

- Si habla no voy a poder ir al centro comercial donde me veré con Salazar, no voy a poder hablar con él, no voy a poder llegar hasta el Káiser y todo se va a ir a la mierda. Encima estoy harta de estar en esta furgoneta.

- Amore, en 24 horas todo habrá terminado, ¿vale? –La escuché suspirar al otro lado de la línea- Por cierto, cuando todo esto termine tendremos que empezar a hablar de nuestras cosas.

- ¿De qué quieres hablar?

Habría sido maravilloso poder haberle respondido, pero mi padre abrió la puerta de la sala de tiros y me vi en la obligación de fingir que estaba hablando con una amiga.

- Sí Cris, esta semana quedamos seguro.

- ¿Hay moros en la costa? –A pesar de no verla, sé que sonrió, por el tono en que me dijo lo siguiente- Eli, mándame un besito, anda.

Ahora fui yo quien sonrió.

- Claro que sí, nos vemos pronto. Un besito, reina.

Después de escuchar su increíble risa, colgué.

- Alexandra está en búsqueda y captura –Anunció mi padre, muy directamente- Y tú aún no has dicho nada al respecto. Y... es Alexandra.

- ¿Qué quieres que diga? Cuando la cojan ya se descubrirá todo.

- Cariño -Llevó su mano a mi hombro- Hay veces que las personas hacemos cosas irremediables, que tienen sus consecuencias y... creemos que no podemos dar marcha atrás –Suspiró, diría que incluso, algo emocionado- Yo soy tu padre. Si... si supieras algo me...

No le dejé acabar la frase, apunté a la diana y disparé, consiguiendo que se sobresaltara.

- Si supiera algo te lo diría, papá.

Decidí que la conversación había acabado y cogí mis cosas, saliendo de la sala. Mi padre no era tonto y algo sabía, estaba claro. Pero no podía vender a Daniela así, no podía.

Además tenía que ir a encontrarme con ella para no ponernos al día del operativo que teníamos al día siguiente. Me había pedido varias cosas y tenía que ir a llevárselo y explicarle todo.

Toqué la puerta de la furgoneta, ella me estaba esperando. Me abrió y entré, cerrando tras de mí y dándole un beso.

- A ver... -Dije sacando los planos del centro comercial al que nos dirigiríamos al día siguiente para encontrarnos con Salazar- Del hall a la puerta principal hay 2 minutos y 26 segundos, y a la puerta del parking 12 segundos más. Aquí tienes, fotos desde todos los ángulos y mapas por plantas.

Blumettra | LímiteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora