Hoy, una noche más del lluvioso Noviembre sigo sentado aquí, si aquí, en el que un día fue tu pórtico, por si te lo preguntas, si aún llevo en mi mano la Rosa y en mi cuerpo impregnado el traje; jamás pensé usarlo y mucho menos con este motivo, por mi rostro corre un líquido; y puedes estar segura de algo, no es sólo lluvia, hoy despido tu partida, era obvio, no lograría conseguir que te quedaces, mis ojos miran y piensan que aún pasas por mi delante, que aún me sonríes, que aún siento tu calidez; hoy no resisto más, me iré tras de ti, levantarme de este pórtico es mi decisión, decisión que tendrá un alto costo, costo que lo pagaré por estar otra vez junto a ti; suelto la Rosa, me hiere hacerlo, porque sus espinas ya estaban clavadas en mi, pero estoy listo para todo, listo ya para volverte a ver; al llegar sentí una calidez que me abrazaba por completo, pero no encontré más que una nota que dictaba lo siguiente...
"Siempre lo supe, te espere, pero tu, lloraste demasiado mi partida, espere por la rosa, rosa que en tu venida la dejaste en aquel portico..."
Hoy y mucho tiempo después no se sabe nada de la chica o del joven, pero siempre ha corrido el mismo epitafio, epitafio que dice...
" Esta rosa jamás podrá ser movida por alguien más que su dueño o alguien que llegue amar igual que lo hizo él"
Se dice que aún hoy la rosa sigue ahí viva como si se hubiese congelado en el tiempo en espera de su portador...