Bajo la lluvia

139 21 13
                                    

A pesar del frío que hacía fuera, me encontraba en la calle, justo al lado del portal de mi casa. Jinyoung me había llamado hace unos cuantos minutos pidiéndome que bajase en su encuentro, alegando que tenía algo importante que decirme y que iba a ser una conversación rápida. Algo en mí me decía que nada bueno iba a pasar, pues mi novio no es de las personas que vienen a visitarte en una noche fría de otoño así porque sí. 

Ya estaba desesperándome cuando vi a alguien acercándose a mí. Obviamente era la persona a quien más amaba y amo en este mundo.

—Pensé que no vendrías nunca —bromée, sin embargo, al ver su expresión de tristeza cambié de actitud —Jinyoung, ¿estás bien?

Él abrió su boca, tratando de pronunciar algo, pero no salió sonido alguno. Pude contemplar cómo sus ojos se humedecían, hecho que me preocupó aún más.

—Cuéntame qué te pasa —Le abracé, tratando de consolarle.

—Mark —Dijo con voz temblorosa, separándose de mí y dejándome ver las lágrimas que recorrían sus mejillas. 

—Aquí estoy —acaricié su rostro con infinita ternura —. Necesito que me digas qué está haciendo que llores, ¿vale?

El asintió, sin embargo, no me respondió. 

—Cariño, sabes que puedes confiar en mí —mi cara fue acercándose al suyo, con intención de besarle —. Quien te haya hecho llorar las pagará muy caro.

Pero antes de que pudiera juntar mis labios con los suyos, me separó con un leve empujón, desconcertándome y aumentando mi preocupación.

—Jinyoung...

—Terminemos.

Y en ese momento, oí un sonido. Y no era el sonido de la lluvia, que acababa de comenzar a caer, era mi corazón romperse. 

—No estoy para bromas —Traté de convencerme de que todo era una simple y estúpida broma, de que mi novio no me estaba dejando.

—Mark, no hagas que esto sea más difícil —Me pidió con una voz triste, rota y temblorosa.

—No puedes ir en serio...¡No puedes hacerme esto! —Le reclamé casi al borde las lágrimas.

—Lo siento —Pronunció a duras penas.

Entonces me di cuenta de que a él le dolía tanto como a mí, y es por esa razón que decidí besarle. Me lancé hacia él, tomé su rostro con mis manos y uní nuestras bocas. No se resistió y correspondió con gusto y tristeza a la vez. Nuestras lenguas danzaban al ritmo de nuestros latidos, se entrelazaban y no parecían querer separarse nunca. Mientras tanto, la lluvia se intensificó y nosotros nos estábamos empapando, pero en ese momento ni a él ni a mí nos importaba ese hecho. Ni siquiera sentíamos frío, porque nuestras manos rozaban el cuerpo del otro y porque nuestras bocas estaban saboreándose la una a la otra. 

Por falta de aire nos tuvimos que separar, y mientras intentábamos regular nuestras respiraciones le miré con esperanza. 

—Gracias —Dijo, logrando que yo sonriera —...Por nuestro último beso y por todos los buenos momentos que pasé contigo.

Mi sonrisa desapareció y mis lágrimas salieron a flote.

—¿Por qué me haces esto? —Conseguí preguntar cuando él se giró, dispuesto a irse.

—Adiós Mark —Evadió mi pregunta y empezó a caminar, alejándose de mí.

—¡Jinyoung! —Le llamé, pero el no paró —¡Te necesito! ¿Qué voy a hacer sin ti? ¿Sin tu voz? ¿Sin tus besos y sin tus caricias?

El detuvo sus pasos, giró su cabeza y, mirándome por última vez a los ojos, me respondió:

—Sigue adelante sin mí, ¿vale? —Con lágrimas deslizándose por sus mejillas y con una triste sonrisa dibujada en su rostro, salió corriendo, dejándome completamente solo y destrozado.

En ese mismo instante me derrumbé, entrando en contacto con el suelo y dejando que la lluvia me mojase, recordando el día en el que nuestra relación comenzó.

Jinyoung se encontraba frente a mí, mirando al suelo y tratando de decirme algo. Sus mejillas teñidas de rosa delataban lo que quería contarme, pero yo quería escuchar su confesión salir de su boca.

—Está comenzando a llover —le apresuré —¿Qué querías decirme?

—Yo —por fin consiguió emitir algún sonido —...Te amo.

Y tras conseguir soltarlo, plantó un tierno y torpe beso en mis labios, sorprendiéndome y alegrándome.

—Yo también te amo, tonto —Sonreí realmente feliz, al igual que él.

Y no nos importó que la lluvia nos estuviese empapando, ni tampoco que estuviésemos en la calle en una fría noche de otoño. Solo nos importaba nuestro supuesto amor.


Bajo la lluvia | MarkJinWhere stories live. Discover now