Están entre nosotros
Cuando Ellen sintió el dolor extremo en uno de sus pies se
despertó de súbito y fijó la mirada en su pierna, que, aunque
no se podía ver, no distinguió entre la penumbra nada
que le hiciera pensar que allí había algo, junto a la cama. Con una
mano encendió la lamparilla de noche y, cuando observó que realmente
no había nada allá abajo, se sintió profundamente aliviada.
No obstante, ahora tenía un punzón de dolor en el tobillo.
Sacó el pie por el borde de la cama y se fijó en algo asombroso.
Tenía amoratada esa parte del pie, como si algo o alguien le hubieran
estado agarrando con gran fuerza. En principio, se asustó,
pero que más podía pensar. Peter, a su lado, seguía durmiendo y,
lo que era peor, roncando como una bestia. No tuvo más que esperar
un poco de tiempo para entrar en la recta del sueño de nuevo
y apagar la lamparilla de noche y volverse a dormir. Esta vez sin
contratiempos.
2
A la mañana siguiente, el morado se notaba menos y ya no
dolía tanto, por lo que pasó casi desapercibido para Ellen y no le
contó nada a Peter, el cual se levantó como de costumbre para ir
directo a la ducha antes del desayuno.
-¿Qué tal has dormido cariño?- Le interrogó Peter besándola
después.
- Bien- dijo ella. Ya no se acordaba del dolor en el tobillo.
-¡Pues ya tenemos un día más!
-Y que lo digas, cómo pasan los días...
-¿Qué día es hoy? ¿Miércoles?
-Jueevesss- sonrió ella-. ¡Qué bien vives!– Se alejo de él
hacia la cafetera y agregó-. Se nota que te va bien el trabajo.
-Pues sí, no me puedo quejar nada- le respondió él tomando
asiento en la mesa.
El caso es que un día más de rutina desayunaron juntos y
Peter se marchó al trabajo, mientras Ellen se quedaría en casa y
haría las labores del hogar. Y casi cabreada le esperaría hasta bien
pasada la noche a que regresara del trabajo. Por desgracia, no tenían
hijos, un intento de la técnica de fertilización in vitro, “uno
de los tantos intentos”, la dejó KO para siempre. Prueba no superada.
3
Tras pasar la mayor parte del día sola, Ellen decidió que era
hora de ver algo de televisión. Así que se tumbó en el sofá y encendió
el receptor de DishNet para empezar a hacer el deporte del
dedo pulgar, el zapping. Tenían una inhalación compuesta por una