Están entre nosotros

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Están entre nosotros 

Cuando Ellen sintió el dolor extremo en uno de sus pies se 

despertó de súbito y fijó la mirada en su pierna, que, aunque 

no se podía ver, no distinguió entre la penumbra nada 

que le hiciera pensar que allí había algo, junto a la cama. Con una 

mano encendió la lamparilla de noche y, cuando observó que realmente 

no había nada allá abajo, se sintió profundamente aliviada. 

No obstante, ahora tenía un punzón de dolor en el tobillo. 

Sacó el pie por el borde de la cama y se fijó en algo asombroso. 

Tenía amoratada esa parte del pie, como si algo o alguien le hubieran 

estado agarrando con gran fuerza. En principio, se asustó, 

pero que más podía pensar. Peter, a su lado, seguía durmiendo y, 

lo que era peor, roncando como una bestia. No tuvo más que esperar 

un poco de tiempo para entrar en la recta del sueño de nuevo 

y apagar la lamparilla de noche y volverse a dormir. Esta vez sin 

contratiempos. 

A la mañana siguiente, el morado se notaba menos y ya no 

dolía tanto, por lo que pasó casi desapercibido para Ellen y no le 

contó nada a Peter, el cual se levantó como de costumbre para ir 

directo a la ducha antes del desayuno. 

-¿Qué tal has dormido cariño?- Le interrogó Peter besándola 

después. 

- Bien- dijo ella. Ya no se acordaba del dolor en el tobillo. 

-¡Pues ya tenemos un día más! 

-Y que lo digas, cómo pasan los días... 

-¿Qué día es hoy? ¿Miércoles? 

-Jueevesss- sonrió ella-. ¡Qué bien vives!– Se alejo de él 

hacia la cafetera y agregó-. Se nota que te va bien el trabajo. 

-Pues sí, no me puedo quejar nada- le respondió él tomando 

asiento en la mesa. 

El caso es que un día más de rutina desayunaron juntos y 

Peter se marchó al trabajo, mientras Ellen se quedaría en casa y 

haría las labores del hogar. Y casi cabreada le esperaría hasta bien 

pasada la noche a que regresara del trabajo. Por desgracia, no tenían 

hijos, un intento de la técnica de fertilización in vitro, “uno 

de los tantos intentos”, la dejó KO para siempre. Prueba no superada. 

Tras pasar la mayor parte del día sola, Ellen decidió que era 

hora de ver algo de televisión. Así que se tumbó en el sofá y encendió 

el receptor de DishNet para empezar a hacer el deporte del 

dedo pulgar, el zapping. Tenían una inhalación compuesta por una 

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⏰ Última actualización: Mar 21, 2014 ⏰

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