Las cosas fueron mejorando conforme pasaban los días. Yo ya me sentía mejor. Veía las cosas desde otra perspectiva. No me iba a morir por el rechazo de alguien, debía seguir y continuar con mi vida como si ese episodio no hubiese sucedido. Mi mejor amiga Isa y yo concordamos en una sola cosa, en una frase: "Sé quien necesites para ser feliz" y solo me basta conmigo misma. No necesitaba a Santiago ni a ningún otro chico para sentirme amada. No.
Llegué temprano ese día a la parada de autobuses; muy raro en mi, cabe destacar. Mi amiga de la parada, Gaby, se me acercó ese día y fuimos a comprar un café a la cafetería que estaba a una esquina de la parada. Nos reímos fuerte al ver que Sophie, la post it, llegaba bamboleando sus caderas y nadie la miraba ni la determinaba. Me gustaba, de vez en cuando, ser algo cruel. Aunque con mi otra amiga, Jane, había decidido no decirle más así ya que sonaba muy despectivo y ofensivo y después de todo, ella no me había hecho nada directamente.
El bus llegó y Gaby me había dicho que Santiago se había ido para su país natal, Venezuela. Sabe Dios a qué. Luego de bajarnos del bus, recibí una carta... que extraño. Una chica morena, alta y con una bolsa llena de estampillas de países me la entregó y solo se fue.
Aquella carta me alegró el día. Decía una gran verdad.
Caminé rápidamente a saludar a Isa, Jane y a Abby, mi amiga que cercana a Santiago. Ella si sabía el verdadero motivo por el cual él había viajado a Venezuela. No me interesaba saberlo en realidad.
Aquel día fue un día bueno. Gane un sobresaliente en inglés, comí de mi fruta favorita y reí cuando Isa y yo caímos como posesas al suelo por estar peleando infantilmente una con la otra.
Disfruté estando con las personas que amo y sonreí. Sonreí con motivos verdaderos para hacerlo. Respiré profundamente y me dediqué a vivir para mí, no para los demás. Me dediqué a ser feliz yo, antes que los demás. Porque por primera vez en mi vida, decidí ser egoísta para seguir viviendo.
Fin
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El chico de la parada del autobús ©
Historia Corta¿Te imaginarías todos los sentimientos que pueden traer estar unos segundos en una parada de buses? Ella no puede callar lo que siente. El no puede corresponderle. Ambos encontrándose continuamente en la misma parada de buses. basada en un...