El colgante

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La fiesta pareció llegar a su apogeo a las once de la noche. Algunas parejas jóvenes danzaban en el vestíbulo mientras las bebidas pasaban de mano en mano entre las personas que se entretenían conversando.

Edward bajó del Volvo y fue hacia la puerta abierta que daba al patio trasero. Gran parte de los adolescentes estaban bebiendo y no pensaban con claridad, dificultándole la tarea de encontrar a Macy.

Se había sentido obligado a asistir a la fiesta al enterarse de que Macy había ido. La idea de que ella estuviera rodeada de todos sus admiradores no le agradó en absoluto. Macy era ciertamente el centro de atención de los chicos desde que llegó al instituto y eso la ponía en riesgo. De allí nacía la necesidad que Edward sentía de protegerla.

El vampiro saludó a un par de compañeros de clase y se unió a un grupo al haber localizado Macy a unos metros de su posición. Ella parecía desconocer que estaba siendo el objeto de su observación y él esperaba que continuara de esa forma.

—Vamos, Macy, prueba solamente un trago —insistió Michael, el dueño de la casa—. Estás segura con nosotros.

—Tan segura como un delfín bebé en medio de tiburones —contestó Macy al tomar el vaso en sus manos.

Por el aroma fuerte de la bebida advirtió que el vaso contenía una combinación fulminante de alcohol.

—Tal vez tome un poco luego —Les dijo antes de pasar el vaso al chico de al lado.

—Macy, creí que eras más divertida —declaró Tyler, burlándose de su respuesta.

—Y yo creí que ustedes eran más imaginativos. Mi idea de diversión difiere mucho de pasarme las próximas horas vomitando y tener que lidiar con un terrible dolor de cabeza en la mañana.

—Si no te apetece beber, ¿qué tienes en mente? —le preguntó Fred, el capitán del equipo de baseball.

—Se supone que ustedes son el alma de la fiesta. ¡Es una lástima que me esté aburriendo! —Macy tomó su bolso y sonrió—. Realmente no necesito alcohol para divertirme. Lo lamento mucho por las personas que sí lo necesitan...

Cuando finalmente logró alejarse del grupo, Macy suspiró aliviada y decidió ir a la zona del vestíbulo. Entre las personas bailando pudo distinguir que Vivian y Alex estaban juntos, y se alegró por su amiga. De cierta forma, las dos habían asistido para que Vivian tuviera la oportunidad de compartir esa noche con el chico que le justaba. A Macy le había parecido que salir era una idea excelente después de la semana agotadora que tuvo y se estaba divirtiendo hasta que se dio cuenta de que era el principal objetivo de los chicos presentes. ¡Como si fuera a acostarse con alguno de ellos!

Todos le parecían sumamente inmaduros y la simple idea de salir con alguno de ellos le revolvía el estómago. Probablemente alguno hubiera tenido la oportunidad de conquistarla si ella dejara de lado su manía de compararlos con Edward.

A pesar de sus muchos intentos por sacarlo de su mente, Edward Cullen ocupaba un lugar importante en su cabeza, si es que no era el principal. Tanto se había empecinado en permanecer alejada de él, que resultaba irónico que su esfuerzo únicamente hubiera conseguido que Edward se acercara más. Habían transcurrido tres semanas desde que rompieron y, de compartir las dos horas que le correspondía al comité de los viernes, pasaron a verse diariamente en los almuerzos y salidas grupales.

Afortunadamente existía un lado positivo: no se había vuelto a quedar a solas con Edward.

—¡Macy, ven con nosotros! —La llamó Vivian.

Macy los alcanzó en la zona del sofá y Vivian se sentó junto a ella para descansar mientras Alex iba por agua.

—Parece que las cosas van bien con Alex —comentó Macy.

EN TUS DOMINIOS 《Fanfic Crepúsculo +18》©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora