2: Ella.

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Aquella última afirmación había dejado confundida a Katara, si se conocían desde hace tanto tiempo entonces, ¿Cómo era posible que ella se viera así? En tal caso su aspecto debería ser como el del Rey Bumi; pero en cambio, aquella chica se veía como si no le llevará más de unos años, si acaso y no tenían la misma edad, no podía con esa duda así que se atrevió a preguntar...

— Y... ¿Cómo es que te ves tan joven?

— Bueno, es una larga historia...

— Pues sería interesante que la contaras...

— Es cierto Mizuki -dijo Aang cayendo en cuenta- ¿Cómo es que estás viva? Digo, no te lo tomes a mal, es sólo que... -balbuceó el avatar empezando a ponerse nervioso.

— Tranquilo Aang, entiendo, que alegría me da ver que te llena de tanta dicha el que yo esté viva ¿Eh? tanto que me preguntas como es que no estoy muerta -dijo en tono bromista.

— ¡No! No lo malinterpretes, si me alegra verte de nuevo es sólo que estoy algo confundido...

Mizuki se rió con ternura.

— Ay Aang, no has cambiado en nada... Muy bien, te lo contaré todo...

— Oigan, en serio me alegro de que se reencontraran pero si a cierto avatar se le olvida, tenemos una reunión a la cual asistir... -dijo Katara, mirando al chico mientras le refrescaba la memoria.

— ¡Sí, es cierto! ¡La reunión en la casa del té de Iroh! ¡Nos están esperando! ¡Mizuki tienes que venir con nosotros, te tengo que mostrar a mis amigos! -dijo el joven avatar tomando del brazo a la joven y llevándola casi a rastras con una gran sonrisa de emoción ante la idea de mostrarle a su vieja amiga a sus nuevos amigos.

Treinta minutos después habían llegado a la casa del té, todos los estaban esperando un tanto impacientes.

— ¡Hola! ¡Ya llegamos, disculpen la demora! -dijo el avatar entrando a la casita del mayor.

— Vaya, hasta que llegan... -habló Toph la cual ahora traía el cabello un poco más largo, aunque llevaba el mismo peinado, lo cual hacía que el cambio no se notara mucho.

— Lo sentimos, es que Aang se encontró con una vieja amiga...

— ¿A si? ¿Y quién es? -dijo Sokka con una ceja alzada.

— Chicos, ella es la princesa Mizuki, -dijo Aang colocando a la muchacha al frente- Mizuki, ellos son Sokka y Suki...

— Mucho gusto en conocerle, señorita Mizuki... -dijo Sokka de manera amable.

— Me alegra conocer a una amiga de Aang... -dijo Suki de igual forma.

— Toph, Iroh...

— Mucho gusto, Mizuki... -dijo Toph

— Mucho gusto en conocerte, pequeña... -dijo Iroh

— La señora Ursa...

Una mujer con unos preciosos ojos ambarinos, tez pálida y hermosos cabellos azabache ya estando entre canos la saludó.

— Es un placer conocerla, señorita Mizuki...

— Y por último Zuko, y Mai...

— Mucho gusto, yo soy Zuko, actual señor del fuego, -saludó el maestro fuego haciendo una reverencia ante la joven- es un placer conocerla.

— Mucho gusto el placer es mío... -contestó la joven presentándose de igual manera.

Fue entonces cuando una seria y fría voz se escuchó junto al gobernante.

Enseñandote a querer (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora