La reina del desastre

Creí que sería para siempre

Es algo triste hablar de esto... porque al escribir recuerdo cuando me sentía plenamente feliz, con tan solo 14 años de edad- Losé, es muy prematuro en ese entonces estar segura que era todo lo que quería para mi y el resto de mi vida- pero, puedo decir que su sencillez y simpleza (porque no era nada detallista); me enamoró, me llenó de ilusiones.

Se llama Ken, estábamos en la misma aula de secundaria, donde vivimos experiencias únicas...

Bueno, admito que nuestra pequeña relación sentimental la comenzó esta señorita testaruda y aventada -Sí, yo... yo le mandé una de esas cartitas donde estaba escrito con mis letras así como toda una poeta; con esos ganchotes (jajajaja solía escribir así); le declaraba mi atracción hacia él.

Aunque ya sabía que él me correspondía desde antes que le enviara con quien en ese tiempo llamaba mi mejor amiga; porque yo presenciaba y sentía sus miradas encima de mí, y cabe admitir que esas miradas no eran de sádico, no eran miradas perdidas al vacío; más bien eran esas miradas delatadoras de amor; pues, él también era mi mejor amigo... pero se alejó cuando vio que el hermano de una de nuestra compañera de clases me esperaba en la salida del colegio, porque habíamos quedado en vernos ese día y a esa hora.

Sí, se alejó... pareciera que tenía un resentimiento, como si lo hubiese traicionada, como si le hubiese dado un buen golpe en su estómago dejándolo sin aliento, o como si le hubiese caído un balde de agua fría en ese instante. No me dirigía la palabra, y si lo hacía era por algún tema que debíamos tratar con obligación de las clases. Me miraba con esos ojos tristes, como diciéndome a través de ellos que yo era de lo peor.

Fueron pasando los días, hasta que llegó el gran día del reinado organizado por el concejo estudiantil, donde se escogería a las srta. Reciclaje. Y antes de presentarnos, yo lo buscaba con desesperación entre la multitud que allí estaba esperando puntualmente el momento esperado...  me sentía desesperada al pensar que no estuviese presente. Pero, en cuestión de segundo cuando dejé de buscarlo, ahí estaba bien parado, muy atento a lo que vendría, estaba con sus amigos que también estaban atentos a mi presentación.

Me sentí muy aliviada, y aún más enamorada... Sólo con verle sus ojitos que brillaban.

Finalmente fuí la ganadora (fue tan emocionante, mi primera experiencia en la pasarela); Pero, cuando me imaginé que se acercaría a felicitarme... ya no estaba entre el público. Se había marchado.