Esta historia se basa en el mundo de Tania, una chica de 18 años, que escribe libros, no sale de casa - Y de un momento a otro, está rodeada de un montón de amigos y en un triángulo amoroso. Entre Marco y Matt - Dos chicos muy atractivos dispuestos...
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-Capitulo 3-
-Escapar de todos-
Marcos
No podía ser... ¿¡Cómo no me di cuenta?!
Mis piernas reaccionaron antes de lo que haría.
Con un ágil movimiento aparte a la chica que según yo, tenia parentesco con Tania.
Soy un imbécil, pero esta vez no pude sonreír.
No podía, toda la rabia se acumuló en mi.
Cuando pensaba decir algo, ya me encontraba en otro sitio. Analizando la situación.
—¡Mierda... Mierda... Y más mierda! —Estaba enojado a más no poder, ¿Por qué?
Fácil, si, no puedo negar que la extrañaba. Pero eso no quiere decir que quería o esperaba verla. Ella forma parte de mi pasado. Es cruel que piense así, pero es la realidad. Ella no me interesa... Es una niña tonta igual que la mayoría que he conocido.
Síguete mintiendo, Marcos.
—¡Maldición, la extrañaba! — Es cierto, aunque me negaba a volver a sentirme atraído a ella.
Sólo contemplo el romance cuando estoy leyendo, así sea una historia basada en ese tipo de genero. Pero, volver a repetir la maldita historia. ¡No, me niego rotundamente!
Me encontraba solo en mi habitación. Necesitaba relajarme. Conseguir la forma más fácil y eso hice. Cogí un cigarrillo de la mesa de noche y con un ágil movimiento lo encendí.
Me senté en la silla con ruedas de la computadora. Y en ese instante, coloque el cigarrillo en mis labios. Inhalando el humo que en el entraba para exhalarlo y perderme en el, un rato.
Y recordaba entonces, esas hipnosis. Esas charlas con psicólogos. El internado. Las pastillas... El insomnio.
Mis padres...
Mí memoria había borrado momentos de mí vida durante eso... Que sucedió. Para salvarme, para protegerme.
Por esa razón, no la había reconocido.
Ella... Ella no merecía nada de eso de lo que sucedió, ni yo tampoco supongo.
Ninguno, nadie merece algo así como lo que nos pasó a ambos.
Pero la vida no es justa.
*
Tania
Me encontraba en mi cama, abrazando mi almohada como una pequeña niña.
Si, aún sigo comportándome como una bebé, pero me costaba evitar el tema de Marcos.
