La niebla se desvanecía poco a poco y el Sol se asomaba en la ventana de Wilihath. La luz rosaba el derrier de una chica y de la otra los tobillos., ambas acostadas en la cama.
Wilihath se vestía en silencio. No encontraba sus botas, se agachó debajo de la cama y encontró la bota izquierda; se paró a delante de su armario, se agachó, y movió la ropa interior de las chicas que estaban durmiendo profundamente y encontró su bota derecha.
Tomó su cinturón con la espada y se lo colocó. Se empezaron a escuchar golpes a la puerta.
Wilihath abrió con fuerza y enojo la puerta, habían tres hombre de pie al otro lado con impaciencia.
-¿Por qué sig. . .?- Dijo la persona que tocó la puerta, Wilihath lo interrumpió poniendo su dedo índice en el labio del hombre.
Se hizo a un lado mirando hacia la habitación. Los tres hombres entraron y dirigieron sus miradas a las chicas desnudas en la cama; acto seguido, miraron a Wilihath con enojo, él tomó su capa y salió con ellos al pasillo.
Comenzaron a caminar, pasaron al lado de la barra, Wilihath tomó un pan, y Repicot lo saludó con alegría ( como siempre) y salieron al intemperie.
-¡No!- Gritó un hombre con rabia mientras pateaba el pasto.
-¿Qué pasa?- Preguntó Wilihath.
-¿Ves esto?- Dijo otro de ellos tres.
Wilihath alzó la mirada y solo vio a tres hombres frustrados y cuatro caballos amarrados en un pequeño establo del lado derecho.
-No. . . -Contestó con inseguridad.
-¡Exacto!- Dijo el tercer hombre- Kerin, el hombre de esta misión, nos mandó a buscarte, pero parece que se desesperó y se marchó con los demás.
Wilihath mordió su pan y dijo:
-¿Pues cuántos hombres estúpidos se necesitan para buscar a otra persona?- Se rió de su propio comentario.
Uno de los hombres más cercanos camino velozmente a Wilihath y cuando estuvo cara a cara le arrebató el pan que comía, lo lanzó lejos y lo empujó contra la puerta cerrada del Burro Borracho.
-¿Cuál es tu problema?- Preguntó Wilihath.
-¡Tú eres nuestro problema!- Dijo uno de los otro dos hombres.
-¿Yo?- Preguntó inocentemente.
-¿Sí,tú?- Dijo el hombre que lo apretaba con una mano contra la puerta.
-Yo digo que lo matemos- Apoyó el otro hombre.
-Lo haría con mucho placer- Dijo el hombre que lo empujó, mientras sacaba un cuchillo y ponía la punta en su barbilla.
-Espera, espera- Gritó Wilihath- puedo ayudarlos.
-¿Cómo?- Preguntó el hombre del cuchillo.
-Ustedes quieren dinero, yo también, así que digo que los sigamos.
-¿Seguirlos?, ¿Cómo?
-Bueno, primero suéltame- Lo soltó y guardó el cuchillo.-Gracias. ¿Ahora, su jefe no dijo a dónde iría?
-Si nos hubiera dicho crees que estaríamos aquí- Dijo un el hombre a un costado con sarcasmo.
Wilihath lo miro, después apuntó por un camino de tierra y dijo:
-Iremos por ahí.
-¿Por qué por ahí?- Preguntó uno de ellos con desconfianza.
-Porque es el único camino.
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INCROVA
FantasyTras escuchar una leyenda Wilihath Ranwhin decide ir tras la espada de Incrova, que tiene el poder de destruir a Unmordok, uno de los hechiceros más poderosos en su momento. Esta espada posee la magia de los once Migthins, los aprendices de Unmordo...