2 El que no madruga lo abandona el grupo

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La niebla se desvanecía poco a poco y el Sol se asomaba en la ventana de Wilihath.  La luz rosaba el derrier de una chica y de la otra los tobillos., ambas acostadas en la cama.

 Wilihath se vestía en silencio. No encontraba sus botas, se agachó debajo de la cama y encontró la bota izquierda;  se paró a delante de su armario, se agachó, y movió la ropa interior de las chicas que estaban durmiendo profundamente y encontró su bota derecha. 

Tomó su cinturón con la espada y se lo colocó. Se empezaron a escuchar golpes a la puerta.

Wilihath abrió con fuerza y enojo la puerta, habían tres hombre de pie al otro lado con impaciencia.

-¿Por qué sig. . .?- Dijo la persona que tocó la puerta, Wilihath lo interrumpió poniendo su dedo índice en el labio del hombre. 

Se hizo a un lado mirando hacia la habitación. Los tres hombres entraron y dirigieron sus miradas a las chicas desnudas en la cama; acto seguido, miraron a Wilihath con enojo, él tomó su capa y salió con ellos al pasillo. 

Comenzaron a caminar, pasaron al lado de la barra, Wilihath tomó un pan, y Repicot lo saludó con alegría ( como siempre) y salieron al intemperie. 

-¡No!- Gritó un hombre con rabia mientras pateaba el pasto. 

-¿Qué pasa?- Preguntó Wilihath. 

-¿Ves esto?- Dijo otro de ellos tres.

Wilihath alzó la mirada y solo vio a tres hombres frustrados y cuatro caballos amarrados en un pequeño establo del lado derecho.

-No. . . -Contestó con inseguridad. 

-¡Exacto!- Dijo el tercer hombre- Kerin, el hombre de esta misión, nos mandó a buscarte, pero parece que se desesperó y se marchó con los demás. 

Wilihath mordió su pan y dijo: 

-¿Pues cuántos hombres estúpidos se necesitan para buscar a otra persona?- Se rió de su propio comentario. 

Uno de los hombres más cercanos camino velozmente a Wilihath y cuando estuvo cara a cara le arrebató el pan que comía, lo lanzó lejos y lo empujó contra la puerta cerrada del Burro Borracho. 

-¿Cuál es tu problema?- Preguntó Wilihath. 

-¡Tú eres nuestro problema!- Dijo uno de los otro dos hombres. 

-¿Yo?- Preguntó inocentemente. 

-¿Sí,tú?- Dijo el hombre que lo apretaba con una mano contra la puerta. 

-Yo digo que lo matemos- Apoyó el otro hombre. 

-Lo haría con mucho placer- Dijo el hombre que lo empujó, mientras sacaba un cuchillo y ponía la punta en su barbilla. 

-Espera, espera- Gritó Wilihath- puedo ayudarlos. 

-¿Cómo?- Preguntó el hombre del cuchillo. 

-Ustedes quieren dinero, yo también, así que digo que los sigamos. 

-¿Seguirlos?, ¿Cómo? 

-Bueno, primero suéltame- Lo soltó y guardó el cuchillo.-Gracias. ¿Ahora, su jefe no dijo a dónde iría?

-Si nos hubiera dicho crees que estaríamos aquí- Dijo un el hombre a un costado con sarcasmo. 

Wilihath lo miro, después apuntó por un camino de tierra y dijo: 

-Iremos por ahí. 

-¿Por qué por ahí?- Preguntó uno de ellos con desconfianza. 

-Porque es el único camino. 

INCROVAWhere stories live. Discover now