Harry. 6.º día (todavía) despierto.

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A la hora de comer, el instituto entero sabe que Louis Tomlinson ha salvado a Harry Styles de saltar desde lo alto del campanario.

En el pasillo, de camino a lase de geografía de Estados Unidos, me quedo detrás de un grupo de chicas que no paran de hablar del tema, sin tener ni idea de que yo soy el único e irrepetible Harry Styles.

Hablan entre ellas con ese tono elevado de voz que hace que las frases parezca que terminen en
una pregunta, de modo que suenan como: «¿Me han dicho que tenía una pistola? ¿He oído decir que Louis ha tenido que arrancársela de las manos? ¿Mi prima Stacey, que va a New Castle, dice que ella y una amiga estuvieron en Chicago y que él tocaba en ese club y que quiso ligar con las dos? ¿Mi hermano estaba presente cuando tiró los petardos y dijo que antes de que se lo llevara la policía no paraba de decir "a menos que me devuelvan el dinero, pienso esperar a que se acaben"?».

Me consideran trágico y peligroso. Sí, pienso. Tienen razón. Estoy aquí y ahora y despierto, y todo el mundo puede soportarlo porque soy como la segunda venida, pero en friki. Me inclino hacia ellas y les digo:

—Pues yo he oído decir que lo hizo por un chico. —Y paso por delante de ellas pavoneándome
hasta llegar al aula.

Dentro, tomo asiento y me siento infame, invencible, intranquilo y extrañamente eufórico, como si acabara de escapar de la muerte. Miro a mi alrededor pero nadie me presta atención, ni a mí ni al
señor Black, el profesor, que es el hombre más alto que he visto en mi vida. Tiene esa cara colorada
que le otorga siempre el aspecto de estar al borde de un golpe de calor o de un infarto, y cuando
habla, resuella.

Todo el tiempo que llevo en Indiana, que es toda mi vida —los años de purgatorio, los llamo—, resulta que los he vivido a tan solo dieciocho kilómetros del punto más elevado del estado. Nadie me lo había dicho, ni mis padres ni mi hermana ni mis profesores, hasta ahora, justo en este momento, en la sección «Recorre Indiana» de geografía de Estados Unidos, la que implementó el consejo escolar este año con la intención de «ilustrar a los estudiantes sobre la rica historia que ofrece su estado natal e inspirar orgullo hoosier».[*]

No es broma.

El señor Black toma asiento y tose para aclararse la garganta antes de hablar.

—¿Qué mejor manera y más... adecuada de iniciar el semestre que empezando... por el punto más elevado? —Debido al resuello, es difícil saber si el señor Black está de verdad impresionadísimo por la información que se dispone a transmitirnos—. Hoosier Hill tiene una altura... de 383 metros sobre el nivel del mar... y se encuentra en el jardín trasero... de una vivienda... En 2005, un scout... con rango Eagle de Kentucky... obtuvo permiso para... construir un sendero y una zona de acampada... y plantar un cartel...

Levanto la mano, un gesto que el señor Black ignora.

Mientras sigue hablando, mantengo la mano levantada y pienso: «¿Y si fuera a ver ese lugar? ¿Se verían las cosas distintas desde 383 metros de altura? No parece gran cosa, pero se sienten orgullosos de ello, ¿y quién soy yo para decir que 383 metros no son para sentirse impresionado?».

Por fin mueve la cabeza en dirección a mí, los labios tan tensos que parece que se los haya tragado.

—¿Sí, señor Styles?

Suspira como suspiraría un hombre de cien años y me lanza una mirada aprensiva y desconfiada.

—Sugiero una excursión. Un lugar como ese resulta difícil de asimilar a menos que lo veamos.
Un poco como el Gran Cañón o Yosemite. Hay que estar realmente allí para apreciar su esplendor. Sugiero que vayamos y abarquemos las maravillosas vistas de Indiana mientras aún podamos, puesto que al menos tres de los aquí presentes acabarán graduándose y abandonando nuestro magnífico
estado cuando termine el curso, ¿y qué podremos exhibir del mismo excepto la mediocre formación de escuela pública obtenida a partir de uno de los peores sistemas educativos de la nación?

Broken Soul (L.S)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora