- ̗̀Parte única.

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Los músculos dolían, la respiración era entrecortada, el frío calaba sus huesos ya débiles y la falta de su abrigo hacía todo más difícil.

Una pequeña lágrima bajaba por su aterciopelada mejilla mientras trataba de que el dolor de cabeza fuese menos, pero la noche no hacía nada más que burlarse de él.

Quizá los chicos estuviesen preocupados por él o quizá no se habían dado cuenta de que se escapó en algún momento del estudio con el pretexto de ir al baño. Si tan sólo dejase de ser tan torpe en todo lo que hace y la forma en como reacciona, probablemente todo hubiese sido diferente desde un inicio.

Le dolía cada parte de su cuerpo por el duro ensayo de la coreografías, su nuevo álbum estaba a la vuelta de la esquina y con ello, sus esfuerzos se triplicaban a tal grado de dejar de comer e inclusive de dormir para dar lo mejor de sí siempre.

Se sentó en la banca fría del parque que se encontraba algo lejos del estudio y levantó sus rodillas a la altura de su pecho, provocando el calor que tanto le hacía falta a su cuerpo y a su corazón. Se sentía mal, le dolía el pecho y no precisamente por los ensayos tan duros de las últimas 2 semanas.

Miles de imágenes vagas pasaron por su mente y esto sólo causó que las lágrimas bajaran rápidamente de un instante a otro. Sus ojos parecían pequeñas cascadas y sus mejillas comenzaban a empaparse completamente al igual que sus brazos que cubrían su rostro y parte de sus rodillas.

Lo necesitaba a él.

Sí, tontamente se dio cuenta que no había marcha atrás; se dio cuenta que su mejor amigo era el causante de que su corazón golpeara de forma inquieta bajo su pecho o de sentir que le quemaba la piel cuando lo abrazaba en los conciertos o simplemente estando en el mismo apartamento mientras veían una y otra vez las películas que guardaban en una caja dentro de su armario.

Quería tenerlo, pero no podía.

Le atormentaba el hecho de que estando en la cima, su "misma gente" criticara e hiciera menos su trabajo, siempre estaba leyendo comentarios pesimistas y negativos hacía su persona y no podía hacer nada más que llorar y tratar de sentirse bien con las palabras de Taehyung o de Yoongi, aunque éste último lo descartaba en mayoría porque siempre era muy duro con sus palabras, haciéndolo sentir el doble de mal.

Sus hipídos eran disparejos y sus ojos ya se encontraban rojos e hinchados. Sus pequeñas manos estaban apretando sus piernas cada vez más a su pecho mientras un constante dolor en la parte baja de su espalda llegaba tras estar quién sabe cuánto tiempo sentado en esa incómoda posición mientras sus pensamientos viajaban demasiado lejos, precisamente al tiempo en donde conoció a Taehyung.

Tenía frío, de eso estaba más que seguro; pero tampoco quería volver. No quería darle explicaciones al manager, ni a Namjoon, mucho menos a Jin. No quería ni abrir la boca para dar ninguna clase de explicación así como tampoco estaba para ningún sermón.

¿Qué les iba a decir? No podía decirles que se fue gracias a que su mejor amigo le gritó y le dijo que siempre hacía las cosas mal, no podía decirles que lloraba porque se dio cuenta que estaba enamorado de ese mismo tonto y tampoco podía decirles que estaba lo suficientemente estresado de tanto leer a las supuestas fans que le hacían sentir mal con sus mensajes en las redes sociales. No quería, no sabía como soportar tanto.

―¿Jimin?― Su voz, tan fácil de recordar y memorizar. Le dolía. ―¡Al fin te encuentro! Estamos todos preo...

➳ 4 o'clock ━「v.m」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora