Capítulo único

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Y ahí estaba de nuevo, con un café late y un pequeño pedazo de pan que de seguro tuvo mejores días. Se preguntaba por qué estaba de nuevo ahí y inmediatamente su cerebro le mandaba muy lindas imágenes del chico de la caja, quién siempre lo recibía con una sonrisa y una melodiosa voz.

Y habían hablado mucho, dentro de lo que cabe una conversación cliente-vendedor.
Sus amigos opinaban que tenía que dejar de ser tan tímido y ir directamente a preguntarle si quería salir con el en lugar de ir todos los días, pedir el mismo maldito pan que jamás se comería y esperar hasta que el chico terminara su turno para entonces el dejar una carta en quejas y sugerencias diciendo lo lindo que le parecía el chico de la caja registradora, aunque claro, anónimamente.

El pequeño Minseok sabía de la existencia de aquellas cartas, su jodido jefe siempre iba y se las entregaba diciendo que tenía que pagar el papel gastado. Y aunque le molestaba tener que pagar, tenía curiosidad a cerca del chico que le dejaba aquellas hojas con una caligrafía que estaba para morir literalmente y no del buen modo.

Su amigo LuHan insinuaba que era aquel chico que siempre venía en las tardes y pedía el pan que nadie quería, pero vamos, aquel chico era demasiado guapo como para fijarse en el, un trabajador de medio tiempo, con cachetes de hámster que muy apenas se arreglaba por las prisas, así que él inmediatamente lo había tachado de la lista.
Una tarde como cualquier otra Minseok se había propuesto encontrar el chico de las cartas, cada que un cliente entraba a la tienda y llegaba a pedir su pedido el castaño los observaba tan detenidamente que incluso algunos habían salido huyendo.
Había pasado una semana y no tenía resultados y eso en verdad lo había deprimido un poco aunque no quisiera admitirlo. Tuvo qué ausentarse unos días por qué su abuela se había enfermado y tenía que ir a cuidarla, diciéndole a LuHan que mantuviera los ojos abiertos por si aquel chico dejaba una carta nueva.

JongDae acababa de entrar a la pequeña cafetería esperando encontrar a su chico pero su sorpresa fue que era el otro mesero, con un semblante serio avanzó y llego hasta donde estaba el chico, pidió lo mismo y se sentó en el mismo lugar, por dentro se moría de nervios, miles de pensamientos lo invadieron, quizás había perdido su oportunidad y ya nunca lo vería.

LuHan había notado el cambio en la cara del chico una vez que había entrando a la tienda  y al parecer le había sorprendido verlo ahí, en el lugar que le pertenecía a Minseok, fue ahí cuando supo que el era el chico de las cartas. Decidió ir a enfrentarlo, total, el hámster no estaba aquí, llego directamente a su mesa y se plantó ahí, mirándolo fijamente.

-Se quién eres.-Dijo que rubio con suficiencia.

-¿Perdón?.-Contestó JongDae con un ligero titubeo, sabía que aquel rubio era el mejor amigo del lindo cajero y saber que estaba aquí, en frente de él, diciéndole eso no era bueno.

-El de las cartas, ¿no?.-LuHan se sentía poderoso, como si pudiera manejar el mundo, en la mirada del chico se apreciaba el miedo y el nerviosismo- El que viene todos los días y le deja una carta a mi amigo.

-Creo que me estás confundiendo.

-Así que no estás interesado en el bollo, ¿eh?.-Sabía que terminaría cayendo tarde o temprano.

-No es lo que quise decir.-Y JongDae al escuchar lo que había salido de su boca sabía que estaba jodido.

-Así que estoy en lo correcto, chico de las cartas. A mi amigo se le ilumina la mirada cada vez que ve una carta nueva, deberías intentar hablar con el, estará de regreso en unos días, aprovéchalos.

El pelinegro había llegado ese día a su departamento pensando en que debía confesar sus sentimientos, en verdad había pensado que ya no lo vería más y saber que tenía una oportunidad de nuevo, lo hizo agarrar valentía de quién sabe dónde.
Así que días después, se encontraba en la entrada de la cafetería, esperando que el amor de su vida estuviera ahí, esperando por el.

Única oportunidad (Chenmin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora