Mío

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Saberse capturado había sido un grave error, su padre se lo advirtió un millón de veces, aún podía escuchar su voz diciéndole que lo único que tenía prohibido hacer era acercarse a la frontera, ya que, según las antiguas leyendas, los seres oscuros rondaban por ahí y eran rápidos en atrapar a almas curiosas que rondaban por la zona. Jon jamás había creído en los oscuros, eran fantasías creadas por los adultos para asustar a los pequeños y obligarlos a terminar los vegetales o ir pronto a la cama.

Y ahora estaba ahí, un mercado de esclavos. Jon no era estúpido, sabía que iba a ser vendido como esclavo y no uno cualquiera, que podría terminar realizando trabajos en las minas o en la servidumbre de algún castillo, no, él se había ganado el honor de ser vendido como una puta de sangre.

Puta de sangre... esa palabra había sido desconocida para él hasta hace 5 días, 5 días en los que había sido atado y amordazado junto a otras 4 personas. 5 días de dejarse las muñecas en carne viva al tratar de forcejear para liberarse, 5 días de soportar ser observado por los seres oscuros con algo que reconoció como lascivia, sin embargo, si aún no había sido vendido era únicamente porque el precio era excesivo, lo anunciaban como algo exótico, un extranjero del otro lado, sangre fresca y virgen.

— ¡Muévete! ¡Ahora! ¿Qué no puedes comprender una simple orden? — Jon tembló ante la expectativa de un nuevo golpe, así que hizo que lo que el oscuro le indicaba, avanzó lentamente hacia el lugar donde era llamado antes de caer de rodillas delante del vampiro.

— Es este, su majestad — anunció el oscuro — se que le gustan con ojos azules.

Jon ni siquiera alcanzo a ver donde tenía guardada la espada, en lo que dura un parpadeo el hombre tenía la espada apuntando a su cuello.

— No te atrevas a decir que conoces mis gustos. — ladró antes de empujar al hombre a un lado y acercarse a él.

El oscuro lo sostuvo fuertemente por la barbilla mientras lo movía de izquierda a derecha.

Lentamente introdujo su dedo pulgar en su boca y la distancia se acortó, demasiado para su gusto, ¡quería llorar!

— Me gusta, serás un lindo juguete, me encantan las cosas que se rompen. — sonrió burlón.

— Todd ven aquí, podemos retirarnos.

Jon por primera vez se percató de que el recién llegado no estaba solo, se hallaba acompañado de otro oscuro, pero este era más alto y más corpulento que el primero.

— ¿Cuánto por este? — pregunto el que respondía al nombre de Todd.

— Oh sangre gitana, de las más atrevidas y dulces, sin duda su señoría tiene un buen gusto... — comenzó a parlotear el hombre.

Todd le lanzó una bolsa.

— Con eso será más que suficiente — anuncio antes de comenzar a alejarse arrastrando a uno de los jóvenes que también había sido elegido como uno de los afortunados, Dick recordó que se llamaba.

El oscuro le colocó una correa fuertemente apretada en el cuello y comenzaron a seguir a Todd.

Jon no podía dejar de temblar, el vampiro irradiaba maldad y la forma en que lo miro le hizo sentirse como un animal acorralado que se sabe muerto.

-Break-

Se encontraba en una habitación enorme, el mero hecho de denominarse de esa forma debía ser un insulto, las proporciones eran abismales, mirara donde mirara había un derroche excesivo de dinero. La granja de la que tanto se enorgullecen sus padres quedaría como una vil choza al lado de esa habitación.

Let me bite youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora