Hola gente, he aquí un capítulo que escribí hace muchísimo tiempo y no lo había publicado porque no me gustaba, pero ahora lo he leído y antes de borrarlo quiero mostrarselos.
La historia trata de los niños encerrados en la pizzería, de cómo murieron y cómo el hombre morado se salió con la suya.
Esta historia era parte del diario de Scott en inside pero como ahora estoy reescribiendo la historia dudo mucho que pueda enseñarles.
Para finalizar, Peter es Puppet.
NARRA PETER
- No hay nada que hacer. Prefiero morir. - Anna me miró con ojos tristes, su sonrisa ha desaparecido desde que la encerraron con nosotros, su alegría y positivismo se han esfumado y no hay nada que pueda hacer para ayudarla.
Nada.
- No digas eso, siempre hay esperanza. - Asentí.
Anna es rubia, y es un año menor que yo. Su hermana menor Susan siempre pasa llorando a su lado, sus pequeñas manos abrazan las piernas de Anna mientras ella acaricia sus cabellos. Pero hoy, hoy Susan está calmada. Lo que en cierto modo me tranquiliza.
Y he aquí yo, Peter.
Soy el tercero, el tercero al que lo privaron de su libertad, al cual lo maltrataron y le hicieron creer que sus padres no los buscarían, jamás pensé que ir a comer con mis padres un día de verano acabaría así.
Encerrado.
Lo recuerdo muy bien. Mis padres me habían dejado sólo en una de las mesas más lejanas de la puerta principal, tal vez iban a pagar en caja o tal vez iban al baño. La verdad no hice caso omiso a sus palabras, para mi fueron balbuceos incoherentes.
Al estar aburrido esperándolos un hombre se acercó hacia mí, tenía una camisa morada a rayas y una gorra del tono más oscuro de morado que había visto jamás. Me preguntó mi nombre y el nombre de mis padres, y me contó que trabajaba ahí todos los días con su mejor amigo el dueño del local.
El hombre misterioso emanaba confianza por lo que cuando me dijo que lo siguiera a un lugar donde tenía una sorpresa para los niños como yo, no dude ni un segundo en caminar junto a él. Lamentablemente era el último turno, todo estaba casi oscuro, y ya no quedaban muchos clientes.
El hombre abrió una puerta enorme al fondo de un pasillo al cual nunca me atreví a caminar antes al llegar. Y me dijo que pasara. La habitación estaba ceñida en tinieblas pero lo obedecí. Y después cerró la puerta y me dejó sólo.O eso creía.
Lo primero que hice fue golpear desesperadamente la puerta, mi corazón sentía ese vacío característico de preocupación al no saber que hacer.
-No funcionará.- Me había dicho una voz a mis espaldas. Había volteado con movimientos bruscos y alcanzado a ver a un niño pelirrojo. - Ya lo intentamos, no hay salida.
- Si, debe haberla. - Dije sacando la idea de no volver a ver a mis padres, a mis amigos, o siquiera al sol. - Debemos encontrar algo... No sé, tengo que salir de aquí. ¡Tengo que salir de aquí!
- No hay salida. - Volvió a repetir el niño pelirrojo con un sentimientos de tristeza. - Llevamos aquí mas tiempo que tú, lo hemos intentado todo, nada funciona.
Esas fueron las palabras que más recuerdo "Lo hemos intentado todo, nada funciona" las palabras que marcaron mi cabeza por los siguientes días. No quería hablar con nadie. Estaba consciente y seguro que a pesar que mis padres me buscaran y pasaran horas llorando por mi, jamás volvería ver la luz. Mi esperanza había ido en caída desde que me dí cuenta de la realidad.