El Amor no es un Sueño

Hola soy Bahiano y esta es mi historia .....

Yo soy un chico normal, rubio, ojos claros, verdes para ser mas específicos, mido 1,83, vivía en los suburbios de Bahía Blanca en Argentina. A los 7 años tenia un amigo mitad japonés llamado Makoto, el era medio raro, pero era muy divertido estar con el. Hacia muchas cosas raras para las personas de nuestra edad, el entrenaba muchas cosas del estilo japonés , obviamente por la exigencia del padre. Yo me quedaba fascinado por lo que podía hacer, así que después de insistirle mucho a mis padres, pude empezar a entrenar con el, la verdad al principio me costaba, pero con el tiempo mejore, llegue a ser muy bueno, entrenábamos todos los días, era muy divertido la verdad, competíamos todo el tiempo, aunque casi siempre me ganaba, en ese momento de mi vida era muy feliz. Hasta que el 9 de junio del 2012, mi padre falleció en un accidente automovilístico.

Yo solo tenia 12 años cuando ocurrió esto, fue uno de los momentos más duros de mi vida, la verdad no me lo podía creer, fue como que me quitaran una parte de mi que jamás volverá. Mi madre fue la que peor lo paso, ya que la relación de mis padres era como la de los cuentos, todos los fin de semana mi padre le traía flores, siempre estaban juntos, hacían todo juntos, para ellos no había un "yo" o un "tu", para ellos solo estaba el "nosotros", después de esto mi madre entro en una terrible depresión, ella tenia un vacío en el corazón que lo relleno con alcohol. Yo por mi parte me aislé por completo, ya no tenia amigos, no me juntaba mas con Makoto y obviamente deje de entrenar. Me empezó a ir mal en el colegio, por la cantidad de faltas que tenia finalmente repetí, y deje la escuela. Empecé a trabajar en un kiosco, no ganaba mucho, pero servía para ayudar a mi madre. Yo no era feliz, es mas ya no sentía nada, no tenia ni emociones, ni sentimientos, lo único que me que me hacia seguir era mi madre.

Trágicamente el día 2 de diciembre del 2018 mi madre no soporto mas el dolor y se suicido. La verdad de solo recordarlo se me caen las lagrimas, mi mundo se caía abajo, ya no sabia que hacer, estaba solo, por dentro sentía que no estaba vivo, e intente suicidarme varias veces pero simplemente no tenia el valor. Ese año decidí volver al colegio, iba al turno nocturno obviamente, ya que un chico de 18 años en primero de secundaria no quedaba muy bien, era algo difícil estudiar y trabajar, pero era mejor que quedarme en casa llorando mientras miro una foto de mis padres.

Los meses pasaron volando y antes de darme cuenta ya era 9 de junio. Agarre el casco y fui para el cementerio en motocicleta, me detuve un momento para comprar unas orquídeas, las cuales son las flores que le compraba mi padre a mi madre. Las compre y arranque de nuevo para el cementerio, ya me faltaba poco, estaba a unos 2 kilómetros de la entrada, cuando se me desvaneció la vista al ver unas luces muy brillantes, y me desmaye. Al despertarme no encontraba mi moto y estaba tirado a las afueras de un pueblo muy rustico, parecía sacado de la edad media, pensé que estaba soñando, me pellizque y todo pero nada, era todo real. Entre al pueblo y quede entumecido por lo que vi, sentí que se detuvo el tiempo al ver a esa mujer, una mujer con pelo plateado y ojos celestes como el mar, boca pequeña, su cuerpo era definido, sus pechos y cintura eran del tamaño ideal, mientras mas la miraba mas se me aceleraba el corazón, sentí un cosquilleo en el estomago, por primera vez después de mucho tiempo, sentí que estaba vivo.

En un abrir y cerrar de ojos la perdí de vista, y preste mas atención al lo que me rodeaba, quede mas que impactado, era como estar dentro de un videojuego, rodeado de criaturas con aspecto animal, y yo sin darme cuenta me volví el centro de atención, ya que todos me estaban mirando, hablaban en un idioma que yo no entendía, estaba asustado y muy confundido, no sabia lo que me podía pasar, lo que me iban hacer. En la desesperación empecé a correr, no sabia hacia donde iba. De la nada apareció una carreta que casi me atropella, yo de costumbre le pedí perdón, pero el cochero, quien era una criatura mitad perro mitad humano, obviamente no me entendió, y me vio con una cara de extrañes.

El hablo con alguien que estaba adentro de la carreta, el cochero asintió con la cabeza y fue a abrir la puerta, de allí bajo una semihumana, con pelo blanco como la nieve, vestida como la realeza, era como ver a la reina sin su tiara. Ella muy educadamente me agarro la mano muy eufóricamente, me hablo obviamente en su idioma, al ver mi cara de extrañes, con señas me dijo que subiera a su carreta, yo muy despreocupadamente me subí sin pensar en lo que podía pasar. La verdad fue un momento incomodo el transcurso del viaje, ya que las miradas y el silencio fue penoso. Llegamos a nuestro destino y al bajar miro que estábamos adelante de una especie de Joyería muy elegante. Yo confiando ciegamente seguí a la mujer perro, al entrar nos recibió un señor mayor con orejas puntiagudas, como lo que llamaríamos en nuestro mundo, un elfo. Ellos hablaron, después de unos minutos, ella volteo a verme y con una sonrisa de ganadora me levanto el pulgar, en forma de victoria. Mientras esto pasaba el elfo fue a buscar algo dentro. Al volver trajo con el una caja color violeta oscuro, con un pentagrama en la tapa, ella abrió la caja y con una sonrisa me llamo, mire adentro de la caja y vi un collar con una perla color verde oscuro. Ella en cierta forma me dijo que me lo probase. Al ponérmelo me entro un mareo, se me nublo la vista y sentía un pitido en la oreja, finalmente sucumbí y me desmalle.

Al despertarme escuchaba voces en mi cabeza

-ahí esta despertando

-abra funcionado?

Yo al abrir los ojos me di cuenta que esas voces en mi cabeza eran nada mas, ni nada menos las palabras que decían la semi humana y el elfo. Me levante rápidamente y dije.

-¡Entiendo lo que dicen!- Ellos con una cara de felicidad me dicen

-Bienvenido humano a nuestro reino, y discúlpame por casi atropellarte – Dice la semihumana

-¿Se encuentra bien? - Dijo el elfo

-Si, no se preocupe, estoy algo mareado pero por lo demás, estoy bien – dije