Hace casi 5 años que te conocí, cuando vine a vivir aquí. Eras mucho más delgado, apenas un esqueleto andante. Tus ojos destacaban, tu estatura era algo menor.
No llevabas casi nunca las gafas. Se oía hablar mucho de ti, eras famoso entre las chicas. Tu porte era increíble pero ahora es mucho mejor, tu peso es el correcto y tu barba denota los años que han pasado, que no han sido en balde.
Ahora te veo y me parece increíble reconocerte. Aún así, creo que todo el mundo sabe quién eres, pero yo soy invisible ante la mayor parte de la gente. Un amigo en común nos presenta y yo te digo de cuándo te conozco, pero sé que no te acuerdas. Acabamos hablando de tantas cosas que no sé cómo confié en ti tan rápido.
Al irnos, te di mi móvil, y, como llovía, me acompañaste hasta la puerta del recinto, donde mi padre me recogía en coche. Recuerdo que él me dijo que si te conocía y le dije que si, pero que eras algo mayor. Me caíste bien después de tantos años sin verte de verdad. Supongo que verte por la calle y sonarme de algo no cuenta...
Tus putos ojos se parecen a los suyos, pero a la vez son totalmente distintos. ¿Quieres saber algo? Tu primer mensaje al WhatsApp me hizo ilusión y no sé por qué, era un icono que decías que significaba algo loquísimo.
Comenzamos a hablar y nunca esperé que todo sucediera. Eras agradable y simpático, eras sincero y maduro. Y me ayudaste. Gracias.
ESTÁS LEYENDO
Ojalá nunca me abraces por última vez [N@C]
Teen FictionTodos en la vida conocemos a gente especial para nosotros, alguien que nos ayuda, que nos apoya y que lo hace todo por nosotros, pero estamos ciegos y no sabemos verlo, no lo valoramos. A veces un simple detalle hace que se accione un interruptor en...