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C a p í t u l o O4
resubido





Yuu aparentaba.

Por supuesto que lo hacía, ¿de qué otro modo podría lucir tan calmado y ameno estando frente a un sitio tan significativo para su vida?

Sin duda era capaz de aceptar para sí mismo en su corriente de pensamientos el temblor que quería apoderarse de sus manos y el impulso eléctrico de la señal que sus neuronas estaban a punto de enviar a sus piernas obligándolas a sacarlo de ahí lo más rápido posible, pero no, debía lucir firme. De lo contrario Shinoa tendría problemas con el alto mando y Kimizuki motivos para fastidiarlo aún más de lo habitual.

Las ramas y hojas bajo sus botas crujían cada vez que daba un paso, dando a conocer a los demás el ahínco que ponía en su andar, queriendo permanecer confiado. Pero su idea resultó errada y con fallas, ya que no pasaron más de treinta segundos hasta que Yoichi aceleró su andar para llegar junto a él con notoria urgencia y preocupación, diciéndole entre balbuceos que el ruido que ocasionaba podría alertar a los vampiros de su presencia, si es que no lo habían notado ya.

No sólo su aguda audición era un motivo por el cual temer, sino también su extremadamente desarrollado sentido del olfato. Además de su afán por beber el líquido rojizo que mantenía a los humanos con vida.

— ¿Oyen eso?

Todos se voltearon hacia Mitsuba al escuchar su susurro. Se quedaron completamente quietos en sus sitios, poniéndose alerta y agudizando sus sentidos en busca de captar aquello de lo que eran avisados, pese a no saber con exactitud qué era.

Yuu sintió a Yoichi dar un respingo junto a él en cuanto a sus oídos llegó el ruido del crujido de una rama que no había sido ocasionado por el azabache.

Un click repercutió en su cabeza cuando se oyó otro crujido más cercano a su posición. Alguien o algo se aproximaba a ellos. Dentro de él sintió su organismo procesar los estímulos del miedo y convertirlos en una descarga de adrenalina que le provocó ligeras cosquillas en las palmas de sus manos, las cuales ya se encontraban sosteniendo la empuñadura de su espada.

A tu izquierda.

La voz de Asuramaru lo alertó sorpresivamente, pero no era momento de detenerse a pensar en tales nimiedades. Giró su rostro en la dirección indicada, asegurándose de visualizar toda la zona.

Sumando ejemplos a su lista de sucesos infortunos, logró percatarse de que casi toda el área que debía custodiar era cubierta por una extraña e innumerable cantidad de ramas y troncos secos.

— Todos detrás de mí —Yuu dio un paso al frente.

— Ni hablar, harás que nos maten a todos —susurró Kimizuki en respuesta, acercándose de forma silenciosa y parándose junto al azabache.

— Yo los mataré a ambos por como no se callen —amenazó Mitsuba a sus compañeros al notar que comenzaban a mirarse con rabia entre sí. Una confrontación de ellos en esa instancia sería lo único que podría empeorar su situación.

Y eso último todos lo sabían. La mayoría del escuadrón Shinoa todos tenían en su memoria presentes las tantas veces en que las constantes disputas entre Kimizuki y Yūichirō pusieron tanto su misión como sus vidas en peligro.

— ¡Cuidado! —el grito de Yoichi sacó a todos de su ensimismamiento. Todos miraron hacia él y luego volvieron sus miradas en la dirección que indicaba con una flecha de su arco, listo para disparar.

𝐏𝐑𝐎𝐏𝐄𝐑𝐓𝐘   ▮₊̇ °   MIKAYUUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora