17. Curar tus heridas

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No me detengo para estacionar mi motocicleta, la dejo botada en la acera y subo corriendo para llegar al departamento

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No me detengo para estacionar mi motocicleta, la dejo botada en la acera y subo corriendo para llegar al departamento. 

Puedo escuchar como mi corazón bombea la sangre que me circula a través de los oídos y mis manos empiezan a temblar. Tengo tanto miedo de verla... pero al mismo tiempo lo único que deseo es estrecharla entre mis brazos y cuidarla de todos los males del mundo.

¡Dios! ¿Cómo es qué dejaste que pasara todo esto?

Meto una mano al bolsillo de mi vaquero y con movimientos torpes logro tomar las llaves. Contemplo el blanco de la puerta y aspiro profundo antes de abrir. 

Al hacerlo me encuentro a Camille sentada en su sillón favorito.

Cuando la castaña escucha el cerrar de la puerta  da un brinco de manera brusca, alza la mirada y sin pensarlo dos veces corre hacia mi dirección. 

El corazón se me cae en pedazos al ver que tiene un moretón enorme en el rostro, y que de bajo del saco —Que estoy seguro le ha prestado James—, se asoman trozos de una de sus blusas favoritas. 

Beso su coronilla, tratando de ocultar mi rabia.

¿Quién puede siquiera a intentar hacerle eso a alguna mujer? 

Maldita sea... en dónde lo vea juro que mato a Marcus con mis propias manos, no me importaría pasar el resto de mi vida en prisión con tal de verlo pagar por todo el daño que le ha hecho a mi princesa. 

Acaricio su espalda con ternura y la acuno en mi cuerpo. Aspiro su olor y cierro los ojos tratando de creerme que de verdad ya está conmigo, justo en este momento y que ahora está más que segura. 

—Princesa —le digo—. Perdóname —En el momento en que pronuncio mis disculpas. Ella vuelve a sollozar y se deja caer. La tengo que sostener con fuerza para no tirarnos los dos. 

Un nudo en mi garganta se ha formado y las lágrimas me amenazan con salir, pero sé que no es el momento, tengo que ser fuerte por los dos. 

—Él... —Aspira—. Él me tocó, Josh... —La ayudo a sentarse en el suelo y me tumbo justo a un lado de ella—. Josh... él intentó hacerme suya, pero no pudo... 

La miro, mientras muerdo mi labio para no derrumbarme, cada palabra que va pronunciando para contarme la historia es como un golpe en cada uno de mis órganos vitales.

—¡Él fue quien causó mi accidente! —exclama con desesperación. 

Abro la boca de sorpresa. Eso no me lo esperaba.

Intenta matar a Camille... ¿y ahora esto? 

¿Qué es lo que busca? ¿Qué mi princesa se fije en él? 

Qué mente tan dañada debe tener para creer que así ella se va fijar en él. 

¡Maldita sea! 

Cuando eras mía©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora