#2 Caminos Inesperados

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Que es lo que me está pasando porque después de tantos años sigo teniendo el mismo sueño con mi chica de cabellos rubios…tanto me dejo impactado que en todo este tiempo no he podido sacarla de mi mente, sueños y pensamientos.

Después de seis años, de seis largos años anoche soñé nuevamente con ella. No lo puedo creer, después de un mal día termino soñando con que estoy en sus brazos, pero esta vez desperté en medio de la noche y mi impresión fue aún más grande cuando sentí el cuerpo tibio a mi lado, estuve tentado de acariciarla y besarle aquellos labios que hace años me enloquecieron. ¡Dios! Si tan solo tenía 18 años.

Ahora a mi lado tenia a una mujer encantadora que día a día hacia mi vida agradable, me amaba y yo… yo simplemente hacia lo posible por corresponder a sus sentimientos, hace cuatro años que estoy con ella. Andrea.

Recuerdo cuando volvimos de Barcelona me junte con ella a los pocos días nos la pasamos muy bien y con el paso de los meses nos hicimos buenos amigos, en la universidad salíamos de parranda juntos y cuando se me hacía muy tarde para volver a mi casa o simplemente no quería volver me quedaba en su casa, hasta que una noche hace cuatro años, exactamente hace cuatro años. Una cosa llevo a la otra nos besamos y terminamos cogiendo hasta el amanecer fue ahí donde comenzó nuestro romance.

Mis padres, mis padres felices con por fin conocer a una mujer que estuviera a mi lado, los domingos familiares, donde iba tía Naty, tío Gabriel y Mariano con sus respectivas familias ella me acompañaba y me gustaba verla jugar con los pequeños Ian y David.

Ian era el terremoto de la casa, desde que llego a nuestras vidas no hicimos más que malcriarlo y consentirlo en todo, pero claro estaba que al tener 19 años de diferencia iba a ser de esa forma.

Dani por su parte estaba a punto de terminar su carrera, ella era la futura Publicista de la casa, mi padre no cabía en la felicidad cuando le dijo que estudiaría lo mismo que él.

Claro está que Don Benjamín Lackington está orgulloso de sus tres hijos. Y mamá sigue tan guapa como siempre y tan cariñosa y dedicada a su familia.

      - ¿Qué hora es? – me pregunto Andrea restregando su cabeza en mi pecho

      - Muy temprano peque – bese su cabello – Sigue durmiendo

      - ¿Y por qué no lo haces tú también? – beso mi pecho y con sus uñas jugo en mi abdomen - ¿Qué tienes mi amor?

      - Nada. – Alce su cabeza y busque su boca – Quiero besarte

      - Hazlo – me beso cortamente y suave – Nadie te lo impide, sabes que me encanta que me despiertes a media noche para hacer el amor

Cada vez que la escuchaba decirme que le hiciera el amor, no podía dejar de recordad a mi Ángel, ella había sido la primera en conocer esa faceta mía. A ella y solo a ella se lo había hecho.

Pero eso nunca impedía que tuviéramos sexo, de manera satisfecho podía hacer con su cuerpo lo que yo quisiera, se entregaba por completo al placer que le daba y ella se esmeraba mas de la cuenta por complacerme, porque algo en ella le decía que si no estaba contento la podía dejar.

Ya había pasado una vez, claro está que no fue por problemas en la cama si no que no podía mas con sus celos. Pasamos poco mas de dos meses separados y fue donde me acosté con cuanta chica se me cruzara por delante, Andrea volvió me prometió que iba a cambiar y así fue.

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