Capitulo 1 Ayudando al Anciano

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Y ahí estaba yo, no podía creer lo que estaba haciendo, pero lo estaba haciendo. Ahora que lo pienso bien mi idea no fue la mejor de todas, pero no tenía alternativa, era eso o perder lo que más amaba en el mundo, y créeme no me iba a arriesgar más de lo que ya me he arriesgado. Como siempre, me adelanto a los hechos, déjame informarte un poco acerca de mi historia, y de cómo perdí mi libertad.

Hasta hace unas semanas (3 para ser exacto) yo era un tipo "normal", con amigos, familia, con un trabajo de medio tiempo para ayudar a pagar mis estudios y problemas, solo que mis "problemas" no eran normales. Quizá el haber perdido mi brazo izquierdo y mi ojo derecho (gracias a un accidente del cual no tengo casi memoria) me hiciera acreedor a tener problemas constantemente, pero eso nunca me evito el poder hacer lo que tenía que hacer.

Mi vida hasta ese momento había sido un poco difícil, pero nunca como ahora. Ese maldito día. Un día que sé que nunca olvidare.

Era de noche, salia de mi trabajo, caminaba a mi casa; a estas horas la noche suele ser muy obscura, y en esta maldita ciudad en la que el clima es siempre tan impredecible, mas hoy que decidió nublarse y la luz de las estrellas y la luna quedaba muy opacada. Conforme iba caminando todo se ponía mas frio, hasta que al doblar en la esquina vi algo que me hizo hervir la sangre; justo frente a mis ojos un par de malnacidos maltrataban a un anciano intentando quitarle lo que parecía ser un bastón. De inmediato y sin mediar palabra me lanza sobre uno de ellos, golpeándolo con todas mis fuerzas, directo en la quijada, que hizo un sonido seco al quebrarse (producto de mis horas de descargar y cargar camiones), cayó al suelo en el acto. Su compañero no me hizo esperar, lanzo al anciano junto con su bastón y se dirigió hacia mí con una expresión entre la ira y la indignación, retrocedí para ganar espacio pero tropecé y aterrice sobre mi brazo bueno (el único). Rápidamente el tipo me cayó encima y empezó a golpearme.

─ ¿Te gusta? manco estúpido ─ vociferaba mientras me asestaba un golpe tras otro.

─ Te hice una pregunta, manco de mierda, y espero que la respondas ─ gruñía mientras me tomaba del cuello de la camisa y me agitaba ─ ¿te gusta?

A esas alturas mi fuerza se había evaporado casi por completo, de hecho me sorprendía que todavía estuviera consciente. De pronto su cara pasó de perturbadora y psicótica a una expresión desorbitada y cayo inconsciente sobre mí.

─ Y a ti ¿te gusto eso? maldito bribón ─ decía una figura que no había visto hasta ahora, pero el bastón que llevaba en las manos me dio la pista que necesitaba. !!El anciano¡¡

Me quite como pude a ese cabrón de encima.

─ ¿Quieres un poco de ayuda? ─

─ No gracias, ese era mi propósito ─

─ ¿Cuál? el que te molieran a golpes ─ dijo el anciano mientras se reía ─ gracias, sin ti estaría peor de como acabaste ─

─ No fue nada que no hubiera hecho alguien más ─ dije mientras me levantaba con bastante dificultad.

─ No había nadie más ─ comento, observando a su alrededor dándole más énfasis ─ y aunque hubiera habido alguien mas no hubiera movido un dedo por mí. Hoy en día nadie ayuda a la gente que en verdad está en problemas, claro, excepto tu ─

─ No comparto su opinión ─ replique, mientras crujía mi espalda.

─ ¿A quién le debo mi vida? ─

─ Me llamo Daniel ─ le respondí a la vez que escupía al suelo, tenía n sabor muy intenso a sangre en la boca

─ ¿Daniel? curioso nombre ─ dijo con un tono que me llamo la atención ─ pues mi nombre es Agares.

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⏰ Last updated: Jun 20, 2017 ⏰

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El PactoWhere stories live. Discover now