KNOWING LOVE

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Cuando cumples quince años piensas que tu vida va a mejorar en todos los aspectos, ya sabéis, te empiezas a hacer mayor, ya puedes irte de fiesta con tus amigos, tus padres te toman como una adulta, pero eso es lo que dicen porque en mi caso es todo lo contario. El cumplir quince años solo me ha hecho pensar acerca de mi vida y en lo que quiero hacer dentro de unos años, y en verdad no tengo ni idea.

-Carla vamos, es tú cumpleaños deja de comportarte como una cría y sal ahí abajo a saludar a toda la familia, están ahí por y para ti.

-Dirás para ti mamá.

-Bueno, haz lo que quieras, siempre con la misma tontería.

Lo que mi madre no sabía es que no quería ver a nadie, conforme iba madurando iba viendo la pura realidad del mundo y era algo que me perturbaba. Aún así, decidí ponerme el vestido que me había comprado mi abuela para la fiesta, era de un color verde oscuro, ceñido al pecho y con un poco de vuelo en la cintura, sin duda, era perfecto para resaltar mis grandes ojos verdes y mi largo pelo rubio.

Mientras bajaba las escaleras para ir al jardín, vi algunas fotos en la pared. En este cumpleaños faltaba alguien muy importante para mí, mi hermano. Lucas siempre ha estado a mi lado en todo momento, cuando éramos pequeños solíamos ir de vacaciones a la playa donde nos encantaba enterrarnos en la arena y saltar en las camas de los hoteles.

Cuando Lucas nos contó que le había salido un trabajo como recepcionista en un hotel de Seattle, mi ojos se abrieron de par en par y descolocada me quedé mirándole para que me diera alguna explicación, aunque esa nunca llegó. Solo me dijo que con veinte años necesitaba su espacio y que necesitaba salir del pueblo del que vivíamos. Recuerdo ese día como si fuera ayer, y ya ha pasado casi 1 año. Solo nos comunicamos por Skype a altas horas de la noche antes de irme a dormir, cada vez que hay una fecha importante se le echa mucho de menos, por eso no quería celebrar mi cumpleaños, pero a mi madre le daba igual, como siempre.

Cuando llegue al jardín estaba todo decorado con guirnaldas y largas mesas con mucha comida. Me quedo mirando a todo el mundo y empiezan a aplaudirme como si hubiera hecho algo importante. Empiezo a darles las gracias a todos y me dispongo a acercarme a mi abuela.

-Estás preciosa Carla, sonríe un poco anda, aunque sea para mantener feliz a una viejecita.

-Vale, lo hago por ti eh, que conste.

-Tira con tus amigas, están ahí bailando, diviértete cariño.

-Sí, si ahora voy- le guiño un ojo-.

Ahora viene la parte más difícil saludar a las que se suponen que son mis amigas, aunque la mayoría son unas arpías a las que no soporto, pero mi madre las ha invitado, así que tendré que actuar como la amiga más feliz del mundo.

-Hola, chicas que gran sorpresa que estéis todas aquí.

-¡Felicidades Carla!-dijeron a la misma vez María y Sara.

-Eso, ¡felicidades!- dijeron seguidamente Ana, Patricia y Noelia.

-Muchas gracias amores.

No esperaba menos, mis otras amigas, Susana, Inés, Carmen, Lara y Lidia solo pensaban en como sorprender a los chicos de la fiesta, así que no me sorprendía para nada, ya era costumbre. Pasan de ti, te enfadas con ellas, ellas te necesitan, las perdonas y otra vez más de lo mismo, es un círculo vicioso que no tiene fin.

En un principio yo solo me juntaba con María y Sara, eran mis mejores amigas y siempre bailábamos y cantábamos juntas, pero desde que pasamos al instituto todo cambió, las tres nos separamos y empezamos a juntarnos con las demás. Al principio, no me molesto nada, todas teníamos los mismos gustos, pero todo cambió al cabo de dos meses, a partir de ese momento empecé a ver sus intenciones y para que nos querían a Patricia, Noelia, Ana y a mí.

-Espero que os haya gustado el primer capítulo de la historia de Carla, seguid leyendo y os enamorareis o odiareis a los demás personajes. ¿Cuando aparecerá Rubén?

-Viernes13-