Londres, 1955.
La familia Tomlinson tenía un acuerdo con los Styles, casar a su hija Charlotte con el primogénito de Desmond, Harry.
Los Tomlinson habían acordado recibir al rizado en su hogar para convivir con ellos antes de la boda. Harry conocía a todos pero debía convivir amenamente para su nueva vida.
-Mira Harry, él es hermano mayor de Lottie, Louis.- el rizado levantó la mirada de su suegra para notar al chico frente a él, ojos azules, labios delgados y un tanto rojos, una increíble criatura. Una dulce criatura.
Esos zafiros jamás abandonarían su mente.
-Su madre se molestara si ve esos tatuajes.- mencionó al entrar a la habitación de su cuñado y verlo sin camisa
Ya había pasado un mes desde que llegó y debía admitir que con la única persona que vale la pena estar ahí es aquel chico de ojos azules y parte trasera voluminosa.
-Es por eso que no se lo dirá.- sonrió.- la habitación de mi hermana queda a dos puertas por si lo olvida.
-No vine a verla, vine por usted Louis.- sonrió.- Creo que llevamos bastante tiempo charlando para que nos sigamos tratando como hombres mayores.-
-Es signo de respeto.-
-Aún te tendría respeto si te tuteo.- tomó la mano del castaño.- por favor Louis.-
-Tu tacto está más allá de lo permitido.- comentó.
-Si te hubiera incómodado ya me habrías alejado.- poco a poco fueron acercándose.
Ahora todos las noches iba a la habitación de su cuñado con el único motivo de verlo mientras duerme.
Desde ese toque ya no podía tocar a su prometida.