Luego de aterrizar en un inexplorado planeta, en donde nunca debió haber vida, Bill y Lori enfrentan una misteriosa desaparición que los llevará a encontrarse con un ser olvidado.
Acostumbrados a encontrar inteligencia inferior, ahora sentirán en c...
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Bill se puso frente a las dos y les explicó más o menos cual era la idea. Llegar al Origen y obtener la solución a la infección de Lori, aunque no les dio mayores detalles.
Entendía que a su amiga le apremiaba descansar y que debía ir solo al encuentro para no ponerla en riesgo, así que, le pidió a Ann que lo guiara por el camino que consideraba más seguro, además de hacerle prometer que pasara lo que pasara, mantendría a su compañera con vida. No tenía una idea clara hasta entonces de lo que debía hacer, pero si sabía que lo más importante era salir vivos, así que inventaría hasta lo impensado para conseguirlo.
Estaba decidido, y una vez que Ann le indicó por donde debía ir, caminó hacia la grieta y suspiró al ver que el recorrido que debía hacer, incluía internarse por un agujero frio y silencioso. Lamentaba que fuera la única solución a la vista.
Si moría para salvar a la mujer que amaba, lo haría sin dudar. Nunca se atrevió a decirle como se sentía al respecto por ser solo su compañero, y cada vez que miraba sus intensos ojos azules imaginaba un futuro para los dos. Un futuro de investigaciones y viajes, haciendo lo que más les gustaba. Siempre supo que Lori sentía lo mismo por él, aunque nunca se lo dijera; era un lenguaje entre los dos que nadie más podría entender. Además, nunca tuvieron ganas de cederle tiempo al amor porque estaban seguros que su amistad y compañerismo sería para siempre y porque pensaban que tal vez algún día, cuando no tuvieran nada más que aprender, podrían dejar una ventana abierta para liberar sus emociones. Tal vez ahora, si lograban salir del planeta, apreciarían el tiempo que desperdiciaron en vez de vivirlo como jóvenes normales.
En este punto, Bill se sintió arrepentido e inseguro frente al futuro, porque las circunstancias le indicaban que iba a morir, quizá incluso antes de llegar al Origen. No se sacaba esa idea de la cabeza mientras se dejaba guiar una vez más por Ann, que le dijo que confiara y le dijo dónde estaba el paradero de la criatura.
Miró con tristeza a su amiga por última vez con ganas de abrazarla, y despedirse en caso de no poder volver, pero lo evitó para no desanimarla, así que prosiguió. Respiró hondo y se alejó del lugar.
Mientras tanto, Lori tenía mucho miedo porque había estado con esa criatura y sabía que un trato podría traerles más problemas que soluciones. Comenzaba a perder por completo la esperanza y no quería que Bill fuera tras el Origen, pero tampoco intentó detenerlo para no hacerlo sentir más culpable de lo que ya estaba.
Sentada en el suelo con los ojos llorosos, apenas pudo ver cómo se alejaba en la oscuridad, mientras en su mente se repetía una y otra vez la voz que trató de advertirle que no aterrizara en este planeta. «Si tan solo hubiese esperado más, sabríamos el horror que se escondía en la montaña» pensó.
Recordó el ataque de pánico como una advertencia de lo que vendría, y de cómo todos sus miedos el Origen los había hecho realidad. Tenía miedo del fututo que les esperaba y no tenía ganas de deducir lo que significaba. No temía por ella misma, sino por las consecuencias que les traería a los demás salir en esas condiciones de este planeta.
