Adiós

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Ella no podía detener el llanto. Se sentía culpable de lo que había pasado.

Él no podía creer lo que había oido. Estaba parado tratando de entrar en razón, — ¿¡Estoy muerto!? no es cierto, ¿no? yo no puedo haber muerto, ¡no puedo!...— gritaba desesperado — ¿si me ven? sigo aquí...— intentó abrazar a su hermana, pero su mano solo la atravesó. — No puede ser...— dijo para sí mismo...

***

Su padre dijo el último adiós — Teo, fuiste un gran hijo, para qué, fuiste valiente, amoroso, amable, a todos nos hacías reir y siempre te preocupaste por nosotros. Siempre vivirás en nuestros corazones...— terminó de hablar con lágrimas que no paraban.

Su hermana habló solo para él, o bueno, para su cadaver — Te extrañaré, algún día volveremos a resolver rompecabezas juntos, te dejaré ser el jugador uno. Lo que quiero decir es, perdóname por no haberte protegido, lo siento...—. Tomó el primer puñado de tierra para luego enterrar el ataúd. pasaban las horas y la gente se iba poco a poco. Ya estaba atardeciendo y solo quedaba Gisel y Teo, ella habló

— Hubieras visto como quedaron... Esos bastardos no han visto todo de mí, — cayó sobre sus rodillas — lo siento. Debí ser más fuerte antes... de no haberte hecho ir a la fiesta... de no haber perdido mis cabales en ese momento... de no haber sido tan débil... — lágrimas empezaron a recorrer su rostro — seguirías aquí...—

Teo se agachó a su lado, poniendo inútilmente su mano sobre el hombro de la chica, — No fue tu culpa, hiciste lo que pudiste por protegerme... y no te acompañé porque me obligaras, te acompañé porque te quiero...— sus ojos empezaron a sacar lágrimas

— Yo tambien te quiero...—

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