Capítulo 14

44 12 25
                                    

Arena:

Estaba bastante confusa, no sabía quien era mi admirador/acosador (da muy mal rollo sentirse observada por unos ojos que no sabes de quien son) secreto y luego, por otra parte, estaba el tema de las cabañas, ¡todavía nos quedaban cuatro habitaciones por registrar!

Al día siguiente (martes):

Estaba muy impaciente por volver a las cabañas, pero tenía que pasar un día entero de clases.

Llegué tan pronto, que no estaba ni Ruth.
Fui a mi clase y me encontré una nota en mi asiento. Efectivamente, era del admirador pero, ¿cómo se las apañaba para que nadie las cogiera?

Querida Arena:

Me gustaría tener el valor para decirte quien soy, pero estoy escribiendo estas cartas por algo.
En cuanto a las pistas intentaré darte más: no estoy en la clase de A.

A.S

Al menos se reducían las opciones.

Después, llegaron Ruth y Leyre (no se que le pasaba al maldito coche de Leyre). Les enseñé la nota.

- Ya estoy más tranquila - se alivió Leyre -. A mi Nacho no lo toca nadie.

Me ayudaron a escribir una nota a modo de respuesta.

Querido A.S:

Gracias por la pista, se van reduciendo las opciones y dentro de poco sabre quien eres.
Me gustaría que me dijeras alguna letra de tu nombre (que no sea vocal por favor).

A.

Creo que quedó un poco siniestra, pero no importa. La dejé encima del buzón.

Comenzaron las clases, y, después del recreo, el profesor que nos tocaba no vino (wiii), así que nos dieron tiempo libre.

- ¿Me puedo sentar contigo? - me preguntó Dani, con su mochila a espaldas.

Me di cuenta de que mi compañero de mesa no había venido y aproveché.

- Claro - le dije.

Él no sabía que eso era una trampa mortal y que lo iba a matar a preguntas.

- ¿Qué lees? - preguntó, señalando mi libro.

- Los Juegos del Hambre - contesté -. Por decimocuarta vez.

- ¡Wow! - se sorprendió - Debe de gustarte mucho.

- ¡Me encanta! - exclamé -. Algún día encontraré a mi Peeta o a mi Finnick perfecto. O, en el peor de los casos, a mi Gale.

(Soy team Peeta, ¿ok?)

Esperé a ver su reacción después de esa indirecta.

- Tenlo por seguro.

¿¡Me estaba tomando el pelo!? Este niño era más tonto que yo y a mi nadie me supera.

- ¿Qué has estado haciendo estos días? - le interrogué.

- Escribir. He tenido muchos momentos de inspiración - se te veía venir.

- ¿Y que has escrito?

- Pues lo que me sale.

- ¿Y que te sale?

- ¿¡Qué!?

- ¡Contestame!

- Pues depende de la situación me sale cada cosa.

- ¿Has escrito, últimamente, sobre el amor?

- Si.

- ¡Ah, de verdad! - ya no podía más - Esta muy claro a que punto quiero llegar. Al tema que quiero tratar.

La Cabaña De Al Lado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora