Seguí a Camila hasta la estación de trenes pero la perdí de vista, sé que no debe estar muy lejos. Necesito hablar con ella, necesito explicarle lo sucedido ¿pero qué demonios voy a explicarle si ni yo misma sé que fue lo que sucedió? Salgo de la estación agitada, veo en todas direcciones hasta que doy con su chaqueta de jean azul doblando una esquina. Apresuro el paso sin importarme la luz del semáforo, son las 3:00am y estas calles se vuelven tremendamente peligrosas. Siento el pito de algunos claxon mientras atravieso la avenida y me da igual, estoy realmente desesperada —por favor Camila,detente— digo para mí, entre dientes.
Doblo la esquina que ella tomo hace unos minutos y la verdad veo muypoco, todo está oscuro, a duras penas logro observar contenedores de basura yel humo de algunos refugios improvisados que hacen los indigentes. —Dios mío, Camz ¿Dónde temetiste? —no paro de susurrarle alaire.
Doy unos cuantos pasos más y es cuando escucho unos gritos ahogados, muyahogados—bonito lugar para tenersexo—pensé. Ese mismopensamiento desapareció de mi mente cuando escuche un chillido que venía dealgún rincón de esta lúgubre calle y yo podía reconocer esa voz asíestuviéramos en planetas diferentes, era Camila y estaba llorando; por miculpa, lo sé.
Comencé a caminar un poco más de prisa usando mi móvil como linterna,iluminaba cada rincón oscuro del callejón y no hallaba más que ratas y basura,sus pequeños gritos los escuchaba cada vez más fuerte y yo aceleraba más mispasos al punto de básicamente comenzar a correr. Paso de largo por un callejónparalelo en el que me encontraba, me frene de golpe y devolví mi mirada hacia élcuando me di cuenta que los gritos y sollozos provenían de allí. Me detuve enmedio y me dispuse a enfocar con la linterna hacia adentro—la encontré— y un respiro de aliviome invadió por un segundo pero así mismo se esfumo cuando al enfocar bien mivita vi aquella escena.
—Camz...—La llame en un susurro,no sé cómo salieron esas palabras. Había dos hombres con ella, uno sostenía suboca y tenía levantada su camisa dejando sus senos expuestos. El otro seencontraba intentando bajar sus pantalones los cuales ya llevaba por la mitadde sus piernas. Camila se movía tanto como podía y eso les complicaba tanto la tareaa ellos.
Ella lloraba, tenía todo su maquillaje corrido o al menos eso logre notar, cuando se percató de mi presencia expandió sus ojos en señal de ayuda y al mismo tiempo de vergüenza. El hombre que le tenía la boca tapada se giró hacia mí y escupió.
— ¿Te unes preciosa?
Antes de que pudiera decir otra cosa y antes de que el otro tipo pudieratan siquiera voltear a verme, le estampe un golpe con un tubo de hierro quehabía casi a mis pies, le di directo en la cabeza por lo que cayó de inmediatoe inconsciente al suelo. El que estaba de pie soltó la boca y la camisa deCamila y se vino sobre mí, en un primer momento logro derribarme pero con unafuerza que no sabía que tenía me levante y a él conmigo, no sé si era el efectode la adrenalina, del coraje, del dolor o de todo eso que sentía en esemomento, le presionaba el cuello. El hombre me alejo de un empujón y me lanzoun golpe, con tan mala suerte que al hacerlo se encontró con el tubo querecupere rápidamente, maldijo de dolor y ¡baaam! Le estampe el tubo en laespina dorsal, cayó al suelo adolorido, yo solté el tubo y como si estuviera enel mejor partido de futbol de mi vida comencé a patearlo una y otra vez, en el estómago,la espalda, las piernas, en la cabeza.
Diez, doce, quince, veinte patadas, tenía mis tenis manchados de sangre, pero no me importaba, mis jadeos eran interrumpidos por gruñidos, mis lágrimas eran pocas pero se resbalaban de mi rostro. Entonces sentí una mano aferrarse a mi brazos.
—Para ya Lauren, lomataras—dijo Camila llorando. Yola ignore y seguí repartiendo patadas y golpes.
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LOVING U | One Shot (camren)
FanfictionA veces no tienes elección... A veces, es ahora o nunca.