3. Mal copy

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Narra Andrés

¡Maldita sea! Mi mejilla arde, esa zorra sí que pega duro. Caigo sentado de culo sobre mi silla luego de su planchazo en mi mejilla. Aún estoy sobándome cuando la puerta se abre y casi me abalanzo sobre ella, pensé que se regresaría, y no. Muy a mi pesar me decepciono, solo un poco. Adrián hace su aparición, no esa idiota. Ahora mismo lo estoy maldiciendo. Lo esperaba hace más de media hora. El mismo tiempo que le hice esperar a... ella.

―¡Hey! ¿Qué te pasó en la mejilla? Te has puesto rojo de repente ―dice como si todo estuviera perfecto.

―Me acaba de picar un mosquito ―respondo de malagana.

―¡En serio!; esto está libre de plagas, mandaste a fumigar y limpiar todo después que se fue Daniel; a propósito, ¿contrataste a la chica?

―¡No!

―¿Por qué?

―Por obvias razones, no ―respondo enojado.

Me sigue doliendo mucho la mejilla. Y cada que me acuerdo me da rabia y me palpita más.

―Me acabo de tropezar con ella y la vi un poco rara. ¿Qué le hiciste?

―Nada, solo la puse en su lugar.

―¿¡Por qué!? ―exclama y me mira como si hubiese cometido un pecado mortal―. Ella parece muy adecuada para lo que necesito. Se ve que es pila, y es la misma que me ayudó en la sala.

―Sí, claro, una pilera recomendada. Desde que asumí este puesto. Me prometí que iba a abolir el método de contratación de mi hermano. Nada de tetas, nalgas, o piernas sin cerebro.

―¡Hablas en serio!, necesito ayuda.

―Te conseguiré a alguien que tenga méritos. No recomendaciones.

―¿Sabes qué? Ella acaba de salvarnos de hacer el ridículo en la reunión de licitación que nos espera en... ―se detiene mirando su reloj―, menos de diez minutos ―añade mostrándome el afiche para la presentación.

―No exageres, que pudo hacer... ella ―me quejo porque me rehúso a creer, que esa pueda tener siquiera algo de cerebro.

Una falda corta era lo que tenía, como siquiera se atrevió a seducirme con eso. Adrián es mi primo y también un gran publicista; sin embargo, es un poco lento en cuestión de mujeres y se deja engañar fácilmente. Gracias al cielo me tiene a mí, y a una excelente y linda... novia...

―¡Pero que cuernos! ―resoplo ante lo que estoy viendo.

O leyendo.

―Para que tu popó sea feliz ―lee Adrián en voz alta y yo bufo.

―¡Que mierda es eso!

―Eso mismo que dices. Tan claro como lo leí, y si ella no me lo dice. Hubiéramos quedado como unos puercos imbéciles y ridículos.

―Fue tu idea ―le echo a la cara.

―Y tú redactaste el copy. Necesito un diseñador de verdad. No un director financiero que no se fija en lo que escribe.

Suspiro. Tomo aire para serenarme. Acepto que... pudo habernos salvado el trasero... a ambos. Pero no estoy dispuesto a admitirlo, menos a ella.

―Entiendo lo que dices, y aún faltan otras más que entrevistar. Te prometo que escogeré a una buena para ti. Sabes que no voy a contratar recomendados. Esa política se acabó. Destruyen nuestro buen nombre. De sobra sabes que Daniel solo metió zorras en esta empresa y de paso se quedó con una de ellas y ahora disfrutan de la playa, sol y mar de Málaga. Mamá seguirá a la tumba a papá si no remedio eso.

―No exageres. Tampoco fue tan grave; a diferencia tuya, admiro la valentía de Daniel al enfrentar a tu madre por amor. Ella todavía vive en la época en que esta ciudad solo estaba poblada por rolos fríos vestidos de traje gris o azul oscuro y siempre caminando con su paraguas en la mano y su gabardina en el brazo. Tía luisa, no quiere aceptar que es una cachaca en extinción.

―Deja de decir estupideces. Mamá es toda una dama.

―Bien, solo dices todo eso porque la chica es la sobrina del dueño del periódico. Edilberto Caro. Entonces, que no se te olvide también; que es uno de nuestros mejores socios.

―¡Y que! ―resoplo―. Una cosa no tiene que ver con la otra. Los negocios y el placer nunca deben mezclarse ―añado seguro de mis palabras.

En ese preciso momento, mi teléfono suena con el estridente tono que se me ocurrió ponerle. Miro el número y quiero pegarme un tiro. Es el tío de la susodicha; seguramente ya le contó que la eché y no la contraté.

¡Me lleva el que me trajo!

Ahora me toca aguantar a un tío resentido y molesto por no contratar a su sobrina favorita.

¡Estoy hecho!

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Gracias por leer!!

Latte amor✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora