Prólogo

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I Saw Her Standing There - The Beatles.
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BIP BIP BIP

«esta maldita alarma» estiré mi brazo para apagarla pero no la alcancé, mi otro brazo estaba atrapado y no me dejaba avanzar más. «Jenn»

Jenn.- dije con una voz amortiguada por el sueño. Ella ni se movió.- Jenna. JENNA.- por fin se quitó de encima.
—Ry. ¿Que quieres?
—Tengo que ir a trabajar, Jenn.
Con un gruñido desenredó sus piernas y brazos de mi y yo me liberé de las cobijas. Apagué la alarma de un golpe y me terminé de despertar. Otra vez a trabajar. «Por lo menos es viernes»

Crucé el cuarto y caminé hacia el baño, me metí en la ducha después de deshacerme de mis bóxers. El agua tibia era calmante pero no podía darme el lujo de demorarme. Sequé mi cuerpo y salí con la toalla alrededor de mi cintura. Cuando llegué al cuarto Jenna aún estaba acostada en la cama pero ya estaba bien despierta y me miraba desde la almohada con una suave sonrisa. Era hermosa, tenia un cabello largo y crespo, castaño claro, sus facciones eran suaves, su rostro estaba hecho de trazos muy delicados. Terminé de vestirme cerrando la cremallera de mis pantalones y tomé una chaqueta de cuero que había colgada. Me acerqué a la cama y besé a Jenn.

Salí del apartamento y tomé el ascensor, bajé los tres pisos y salí del edificio, caminé un par de calles y ya estaba frente al café. Abrí la puerta suavemente, Gabe ya estaba allí, seguramente acababa de entrar, yo estaba justo a tiempo. Él era mi jefe pero también mi amigo, aun así yo nunca daría mi trabajo por sentado. Un par de minutos después llegó Jon. Ya estando los tres Gabe dio la orden de que pusiéramos todo en su lugar y comenzáramos a atender, asentimos y nos ponemos manos a la obra inmediatamente.

Yo siempre atiendo la caja y le digo los pedidos a Jon, él los hace, y Gabe anda por ahí vigilando que los otros dos empleados (suelen cambiar cada tanto así que nunca me he preocupado por saber sus nombres) hagan lo suyo. La mañana suele ser ajetreada pero nunca es catastrófica, la fila frente a mi no consta de mas de cinco personas.

La señora frente a mí pide un capuchino de vainilla y un rollo de canela, volteo para darle el pedido a Jon y cuando vuelvo a ver al frente hay un muchacho de unos veinte tantos, con ojos grandes, oscuros y alegres. Me sonríe y me veo obligado a bajar levemente mi mirada hacia su boca, encontrando unos dientes perfectamente alineados apenas descubiertos detrás de unos labios gruesos y rosados. Alejo un poco la vista para ver el cuadro completo, tiene una cara joven y fresca, su cabello es corto a los lados y largo arriba, suave.

Y me mira como si esperara algo «por supuesto que espera algo». Vuelvo a la realidad y espero que él no haya notado eso, tomo su pedido rápidamente y lo veo irse de la tienda, tiene un buen cuerpo también. «¿Acabo de mirarle el cuerpo a un hombre?» sacudo eso de mi mente y vuelvo a mi trabajo.

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