7.- Un café

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Después de tanto trabajo, la empresa logró ganarle a la competencia un proyecto muy importante, han pasado dos semanas más, semanas en las que pasé la mayor parte del tiempo con Erick encerrados en la oficina, no piensen mal.

Nuestra relación es meramente profesional, es muy guapo, si, pero no quiero algo mas con él, después de las situaciones embarazosas que presencié no me atrevo siquiera a mirarlo a los ojos, además la rubia no lo dejaría tener algo con alguien, le llama o lo busca a cada rato, ahora sé que se llama Andrea Orozco, "Andy" para Erick, es tan...odiosa.

Sábado, mi primer día libre en un mes, esta por caer la noche y no se qué hacer, ni para echar flojera sirvo. No puedo molestar a Iza, a esta hora debe estar profundamente dormida, por la diferencia de horarios se complica un poco.

Salgo de entre mis ricas sábanas y voy al clóset por algo de sensual ropa (ropa holgada para ser exacta), hago un chongo desarreglado en mi cabello y voy a la cocina a asaltar el refrigerador.

Después de una cena ligera, busco en la alacena la caja de café ¿Les había dicho que el café es lo mas rico del mundo? Puedo quedarme soltera sin problema, pero sin café jamás.  y parece que se me terminó, ¿Cómo es eso posible? Tengo que ir por más.

Tomo mis llaves y mi celular, los pongo en los bolsillos de mi pantalón y salgo de casa, recuerdo vagamente un parque cerca de aquí y un autoservicio junto a él.

Camino admirando todo, es muy diferente a Cancún, el sol se oculta mucho después aquí y el frío no es lo mío, hace rato el sol estaba insoportable y ahora el aire es fresco, maldigo internamente por no haber tomado mi abrigo.

Desde que conseguí automóvil el ejercicio ya no es lo mio, apenas caminé unas cuantas cuadras y mis pies están un poco cansados, mi piel se eriza con cada ventarrón chocando en mi cara, aprieto la mandíbula tratando de soportar el aire frío.

Esta banca se ve muy cómoda, dejo caer mi peso sobre él y me acomodo en posición de flor de loto. Conseguí un delicioso café aquí cerca, no tienen idea lo bien que me hace uno de estos.

Estoy tan inmersa disfrutando mi bebida, que no sé lo que pasa a mi alrededor. 

Un líquido caliente sobre mi cuerpo me exalta, de un brinco me pongo de pie dejando caer mi café, creo que voy a matar a alguien.

_Disculpa, disculpa_  escucho mientras esa persona se acerca y me toma delicadamente del brazo.

Hago caso omiso a su presencia, con ambas manos intento inútilmente retirar los residuos del líquido sobre mí que me queman, en verdad queman. Las manos de ese alguien hacen presión sobre mis hombros haciéndome salir del trance.

_Fíjate la próxima vez que..._  levanto el rostro para asesinar a quien sea que haya hecho esto, no sabe con quién se metió...mis ojos hacen contacto con dos pequeños ojos marrones que me miran con cierta preocupación y ya no soy capaz de articular ni una sola palabra.

_¿Estas bien?_  su voz resuena en mi cabeza, creo que la he escuchado antes. Tiene el ceño ligeramente fruncido y los labios forman una delicada linea recta.

_Si...si, estoy... bien_  digo casi tartamudeando, bien Jimena, seguro piensa que eres una tonta, este chico tiene algo especial, su mirada me desarma por completo, aunque debo decir que sus ojos se ven apagados, con visible cansancio y un aire de tristeza.

_No fue mi intención, iba pasando y aquellos chicos_  señala a unos niños corriendo por las jardineras  _patearon la pelota golpeando mi café justo sobre ti_  no puedo evitar clavar mis ojos en los de él, los he visto antes, pero no se dónde.

Amor DesconocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora