28 de septiembre, 2017
—Bueno.
— ¿Bueno qué?
—Estamos esperando a que una de ustedes nos cuente lo que pasó.
—De entre las dos, América es la chismosa, así que ella se los contará.
—Yo no soy chismosa —se cruza de brazos. Acaba de hablar como si fuera una niña berrinchuda.
Renato ríe ante la expresión de mi amiga mientras Eduardo se encuentra muy atento a su celular. Me estresa mucho el hecho de que en situaciones como estas mis amigos se encuentren pegados a ese aparato como si su vida dependiera de él. Me molesta, me irrita y me hace sentir ignorada.
—Hablaré cuando Dinchi deje el celular —amenazo a mi amigo y lo observo de manera despectiva.
Mi mejor amigo ni se inmuta, en todo caso, me ignora y sigue chateando como si nada.
Mi fusión se da cuenta la manera en cómo miro a mi otro amigo y le golpea el hombro con su codo débilmente para no llegar a agredirlo. Ante esta acción, por fin Eduardo se digna a levantar la mirada hacia donde me encuentro sentada.
— ¿Qué pasó?
— ¿Con quién tanto hablas? —pregunta Mare, curiosa.
Por un momento, Eduardo parece avergonzado ante esa pregunta ya que hizo un gesto nervioso con sus ojos que una estudiante de psicología—como yo— notó, en cambio, a mis otros amigos aquel gesto se les pasa desapercibido y solo lo observan para que responda.
Tengo muchas ganas de preguntar el porqué se puso nervioso.
—Una amiga que hice el día de hoy —se encoge de hombros, indiferente.
— ¿Una amiga? —Renato sube y baja las cejas de manera sugerente.
—Es una chica bonita.
— ¿Seguro que no eres gay, Dinchi? —pregunta mi amiga con un tono despreocupado en su voz.
Volteo a observarla pues su pregunta no ha sido para nada sutil.
— ¿Y habría algún problema que fuera gay? —cuestiono.
—Ninguno —sonríe de aquella manera dulce que la caracteriza—, siempre he querido tener un amigo gay. Muchas protagonistas que leo tienen su amigo gay y yo no tengo —termina haciendo un puchero con sus labios.
— ¿Realmente tienes veinte años? —pregunto de manera fría y cortante
—Estuviste en mi cumpleaños, así que ya sabes la respuesta.
Estoy a punto de decirle que no me acuerdo el día de su cumpleaños solo para molestarla cuando Eduardo me deja con la palabra en la boca.
—No soy gay, América —pronuncia muy serio, matando todas las ilusiones de nuestra amiga—. Me gustan las chicas y no tengo ningún problema con las personas homosexuales, pero me vienes preguntando lo mismo desde hace cinco años porque no he estado en una relación en todo ese tiempo.
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Cómo me conquista el doctor de mis sueños en 21 semanas ©
RomantizmBienvenido al mundo de las inseguridades, las conquistas y el amor.