—Hola—
—Hola...Kirishima-san.—
Las gotas impertinentes aun recorrían el vidrio cristalino de su ventana, el frío era moderado por la calefacción de su departamento, mientras a las afueras, la tormenta se hacía rogar con algunos truenos ruidosos sin desestimar a los festivos rayos, iluminando el cielo violáceo.
Sonreía vagamente mientras tomaba asiento cerca del teléfono blanco, el cual aún se mantenía sobre la mesita caoba, para pronto ser removido al suelo. Ya no le molestaba que Kankeki Ken la llamara a cinco minutos de ser media noche, ni se molestaría en preguntar el por qué a su atrevimiento, en lugar de ello le escucharía hablar de lo que fuera.
Porque hacía tiempo que no hablaba con alguien a quien conocía de esa manera y que muchas veces le desconocía de otras maneras, en otras facetas que ella no estaba muy segura de imitar.
Los temas variarían desde los cambios climáticos hasta oírlo con la voz quebrada mencionando paradigmas con respecto a la muerte y una identidad que no conseguía comprender, claro que estas conversaciones eran a puertas cerradas y a labios sellados.
Kaneki Ken siempre hablaba de sí mismo y por un lapso de dos horas hablaría de él y solamente así es como podría ser. Él nunca le había dado una excusa certera y claramente siempre preguntaba por cómo se encontraba aquel día, pero fuera de aquellas preguntas de mera cortesía existía el motivo central y eso a ella parecía no molestarle. Por ello Kankeki Ken proseguía y Touka por su parte imaginaría cosas
Tal vez y si fuera el caso de que le fuese tan gratuito fantasear con una escena utópica; lo vería cruzar el umbral de :Re y le sonreiría como solo Kaneki Ken sabe hacerlo. Dejaría esas falsas modestias y le pediría cortésmente un beso, si fuese que se diera la oportunidad.
Como también, sostendría su mano con suavidad al caminar debajo de la vía láctea y le miraría de reojo al escucharle decir que gozaba de su compañía en junio, finalmente le besaría la frente con suma ternura.
Y en los trayectos de paz, sus voces se camuflarían y se alzarían en unísono, al sentirse unificados e íntegramente predestinados, él le susurraría las mil y una fantasías que ella suele deletrear de vez en vez.
Sin embargo, eso nunca sucedería y lejos de sentir rencor u odio, la decepción se percibía en sus facciones de mujer.
—¿Kirishima-san? ¿No te has dormido verdad?—
—Oh, no, lo siento...solo—
(no sabría cómo excusarse adecuadamente)
—¿Soy muy aburrido?—
(preguntaría algo temeroso)
—No, no es eso, siento haber callado durante tanto tiempo.—
Era muy común y casi predecible que el que se durmiera primero fuera él, aun siendo que ella moría por cerrar sus ojos y soñar con esa voz envolviendola por completo.
Tal y como había sido previsto Kaneki Ken, de momento a otro calló. Primero el tono de su voz se hacía difuso y algo lento, para continuar en sintonía distante, entonces finalmente callaría por completo.
La señorita Kirishima adoraba aquel momento, en el que la llamada aún continuaba, porque él se quedaba mudo, entonces ella podía hablar sin gritar y contarle un poco de su situación sentimental.
Pero Touka se reservaba ciertas cosas para sus sueños inalcanzables y solamente se recostaría en el suelo junto a la bocina aun sobre su oído.
— Te amo — susurraría suavemente, siendo que jamás seria escuchada.
— Yo también. — contestaría la voz extinta del receptor, dejando a Touka en jaque.
Él estaba despierto, o eso parecía después de todo. Ella cortó la llamada aun sintiendo el ardor extenderse por sus mejillas de marfil. ¿Qué había hecho? ¿La volvería a llamar después de aquella confesión?
Se reprimió mentalmente y se arrepintió infinitamente por abrir su corazón al pensar que estaría a salvo. Aquella noche no pudo dormir lo suficiente y por la mañana Yomo preguntó el motivo de su aparente nerviosismo.
Ella esquivó cualquier objeción o intento de sermón improvisado por el mayor.
El joven investigador se tardaba mucho en aparecer por la cafetería, se hacía invisible por aquellos meses de turbulentas noches. Ella extrañaba su voz, su presencia.
Y sin más una noche de Enero a poco de tocar la campanada de las 12 am, un sonido la perturbó. Un sonido que provenía de su teléfono fijo. Su brazo se movió por simple impulso, mientras sus dedos se aferraban a la bocina de tal aparato.
— ¿Hola? —
— Kishima-san, soy yo.—
Gracias por leer♥
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Let's talk about love : Gotta talk to you
Fanfic[Cadena de drabbles Touken] La sonrisa que se quiebra, el adiós que es inminente. Los ojos azules que se cristalizan y unos grises que se oscurecen. La figura que se borra en la lejanía y la impotencia del llanto resurge. -¿Duele, verdad?-