¿Te has preguntado qué hay al final de un arcoíris?? ¿No? Yo tampoco, no me interesan muchas cosas o quizá si no sé, soy del tipo de persona que no está seguro de casi nada y por tanto no le interesa, lo único que me interesa es mi hermanita pequeña de 7 años, es una niña esforzada y sufrida. Nos criamos en un orfanatorio y no precisamente en eso que muestran en televisión donde los niños corren felices y ese tipo de idioteces, en este lugar si no sabes defenderte eres hombre muerto, aquí la ley del más fuerte es la que rige, he visto cosas que dudo que alguno de ustedes haya visto en sus vidas, cosas dignas de películas de terror y suspenso, el salir de este lugar podría decir que es un milagro, desde que tengo memoria eh visto solo a 3 personas salir de aquí siendo adoptados el resto que ha salido de aquí es porque sale herido o trasladado a otro lugar por motivos de las peleas, la gente de aquí no le tiene miedo a nada ¿Por qué? Es obvio, la gente que no tiene nada más que perder es la más peligrosa, eso es lo que me hace distinto a ellos, que yo si tengo algo que perder el mayor tesoro que me ha dado la vida, mi pequeña hermana, por ella podría hasta matar y no lo dudaría es lo único que tengo, lo único que me mantiene cuerdo en este mundo de enfermos es ella, su dulce voz, su carita de ángel, su amor incondicional, es todo para mí, no me perdonaría que algo le pasara a mi pequeña. Bueno ya es tarde es hora de dormir y esperar que al despertar sea un poco más agradable el estar aquí pero lo dudo mucho.
A media noche se escucha un grito desgarrador que me despierta totalmente asustado e inmediatamente miro a mi hermana por si ella igual lo escuchó y está asustada al igual que yo pero no estaba en su cama, ¿Dónde podría estar? ¿Será ella la que gritó? No tenía tiempo para hacerme más preguntas, mi hermana no estaba en su cama y con ese grito no podía pensar claramente que si podría ser ella o no. Corrí hasta donde se escuchó el grito y grande fue mi sorpresa, dos chicos como de mi edad la tenían sujeta y la querían violar, un mar de ira me invadió en cosa de segundos, no podía dejar que nadie tocara a mi hermana, tomé a uno del cuello y con total bruteza lo tiré contra la pared sin pensar lo que podría ocasionarle, el chico quedó inconsciente y me disponía a atacar al otro sujeto cuando de reojo miro a mi hermana que me miraba con espanto, nunca en su vida me había visto de esa manera, sentía como su mirada de miedo me comía lentamente pero no podía dejar que estos se pasaran de listo, el otro chico intentó correr, lo tomé de un brazo y de un golpe en la nariz calló al suelo con las manos en la cara llena de sangre que salía de su nariz, me sentía poderoso pero con miedo, la adrenalina que sentía en esos momentos era algo indescriptible pero no quería que mi hermana me siguiera mirando de esa manera, la tomé de la mano y caminamos hacia la habitación, le pregunté qué hacía a esta hora caminando sola por cual me respondió que solo quería ir al baño cuando vio a esos niños que estaban a un lado de la puerta del baño como si la estuvieran esperando, un miedo atroz me envolvió completamente, tenía la impresión de que esto que había pasado seguiría con algo peor pero no quería seguir complicándome más así que lo único que quise hacer por ahora fue dormirme junto a ella.
Al despertar encontré un papel debajo de la puerta de nuestra habitación que decía “tu hermana o tú, pero no los dos”, era obvio que eran los chicos de anoche ¿pero que podía hacer? Lo más lógico era estar alerta por cualquier cosa ahora más que nunca, me sentía vulnerable ¿y quién no en mi situación? Pero no podía mostrarme débil, estaba más que seguro que ellos esperarían algún descuido mío para hacer algo, pero bueno, ahora lo único que quiero es comer algo y pensaré que haré después.
Al terminar de tomar desayuno el ambiente era un tanto distinto al de otros días, los chicos del lugar me miraban asustados, mi hermana obviamente lo notó y preguntó “¿porque te miran de esa manera? A lo que respondí “no sé peque, no sé” sabía que algo malo estaba pasando, que algo estaba por ocurrir, cuando de repente entra un niño de unos 13 años con un corte en la frente lleno de sangre a la habitación donde estábamos y me dice “te toca” y cae al suelo, era más que obvio lo que me esperaba, la gracia de la noche no me saldría barata pero no estaba dispuesto a caer ante nadie y menos ante los que intentaron hacerle daño a mi hermana por lo que corrí hasta la cocina y sin que nadie me viera saqué el cuchillo más grande que encontré, uno como sierra, de grandes dientes y lo escondí en mi chaqueta. Caminé hasta donde se encontraban los sujetos con medio mundo a la cola, querían ver que pasaría, cuando sin decir nada uno de ellos se abalanza sobre mí con una cortapluma haciéndome un corte en el brazo, la adrenalina volvió a ser como la que me recorría en la noche y con una sonrisa de total desquicio, digna de un maniático empuñé el cuchillo de grandes y afilados dientes que saqué de la cocina, se notaba mi excitación, sabía que era él o yo, al verme con esa sonrisa el chico retrocedió con nervios, todo su grupo me miraba sorprendido que con tal corte en el brazo ni siquiera haya hecho un gesto de dolor o algo, mi mente solo tenía una cosa, era el o yo. Caminé hacía el con esa sonrisa de locura, el chico tiro el arma al piso y arrodillándose para pedir perdón, mi cuerpo se movía solo, en ese momento mi mente se vació por completo, alcancé a escuchar un “oye, perd….” Cuando me vi con el enorme cuchillo en su cuello, el ambiente estaba tenso, quería terminar con esto luego, en mi rostro ya no estaba esa sonrisa de maniaco, había sido remplazada por una mirada fría sin sentimientos, la misma mirada de los asesinos de las películas, vi correr una lagrima por la mejilla del chico cuando siento una estocada por la espalda, sentía el frio acero del objeto entrando y saliendo de mi cuerpo, escuché risas detrás de mí, me di vuelta y ahí estaban, es resto del grupo, ahora la cosa era en serio, me sentía sin fuerzas pero no titubee, se montó sobre mi esa sonrisa de nuevo, pero esta vez no era el único con esa sonrisa maniática y llena de odio, el cabecilla del grupo el mismo que intentó violar a mi hermana junto al otro llorón de la noche estaba frente a mí, el tenia total ventaja sobre mí ya que el corte en el brazo y la estocada por la espalda me habían hecho perder mucha sangre, esto tenía que ser rápido, entonces comenzó lo que todos querían ver. Empuñé mi arma y sin dudar me abalancé sobre el cortando su pecho, el retrocedió un poco cuando vi que uno de sus amigos se lanzó sobre mí, sin perder tiempo lo tomé de la polera y con esa mirada fría y esa sonrisa que a cualquiera provocaría nervios le corté el cuello dejándolo caer a mi lado en una poza de sangre, todos asombrados mirando lo que pasaba no lo podían creer, pero esto no terminaba aquí, quería terminar con esto luego, lancé el cuchillo hacia el bastardo que intentó dañar a mi hermana clavándoselo en una pierna, corrí hacia el mientras se lo sacaba pero ya era muy tarde, estaba muy cerca de él, lo tomé del cuello sentí un par de estocadas más en el pecho y en el estómago cuando escuché un tronido de huesos, el chico ya no se movía, lo solté asustado y calló al suelo como un muñeco que tiraban a la basura, lo había matado, le había quebrado el cuello, no quería llegar tan lejos ¿o sí? Lo único que quería era proteger a mi hermanita ¿pero qué más da? Yo estaba tirado en el suelo en un charco de sangre a punto de morir desangrado por aquellas apuñaladas pero en fin, así es la vida que me tocó vivir, quizá todo sería más lindo con padres amorosos y una casa acogedora pero ya no hay vuelta atrás, ya estaba muerto tirado frente a un sinfín de ojos sorprendidos con semejante acto de salvajismo y violencia, en un mundo donde solo el más fuerte vive y el débil muere aplastado sin tener oportunidad alguna.
Si tuviera la oportunidad de elegir, elegiría un mundo distinto al que vive la gente como yo.