Doorstep

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Miércoles 25/10/2021 2:47 a.m

-Señor Grayson, me alegro de verle de nuevo por aquí.- Alfred recibió a Dick ataviado con su siempre infalible e impecable esmoquin frente a la puerta de la mansión Wayne.
-Hola Alfred, necesito hablar con Bruce. ¿Está despierto?- respondió Dick asomandose por la puerta.
- El señor Wayne lleva unos meses complicados desde la muerte del señor Gordon; necesitaba descansar. Pero si lo desea puede quedarse a dormir en su antigua habitación, así hablarán por la mañana.- Dick se mostró dubitativo frente a la propuesta de Alfred, pues la última vez que salió de aquella mansión las cosas no estuvieron precisamente bien. Miró para sus adentros y observó la fachada de la mansión una vez más. La lluvia resbalaba por las marquesinas y los alféizares de los enormes ventanales creando una interminable cortina de agua que envolvía el edificio, volviéndolo algo oscuro, distorsionado, casi siniestro. Escudriñó la casa de nuevo y reparó en la leve luz que nacía del interior de una de las habitaciones, dejando ver a través del cristal la sombra de un hombre de pie frente a la ventana. 

- ¿Y bien? La ciudad no es segura a estas horas, señor Grayson. - la cálida y arcaica sonrisa del mayordomo removió a Dick una vez más. La sonrisa que le recibió aquel día, hace ya tantos años. Parecía que había sido ayer, la noche en el circo, la mano tendida que le secó las lágrimas, las noches en vela entrenando, la primera misión, Kory, el incidente. No. No pensaba volver a entrar, seguía enfadado, tenía ira en su interior, estaba rencoroso, no sabía si Bruce había cambiado...no. No tenía ira, tenía miedo. Miedo de cruzar el umbral de la puerta y dejar atrás todo lo que había construido. En el fondo, no sabía si aceptar la persona en la que se había convertido y le aterrorizaba el mero pensamiento de que Bruce tampoco lo aprobara. Por muchos años que hubieran pasado, siempre sería ese niño que, tembloroso y roto, en una esquina de la tienda del circo lloraba, y aceptó la mano extendida de un extraño y aceptó así seguirle ciegamente en una cruzada imposible e infinita. Su dolor, su ira, Bruce le había ayudado a convertirlo en algo más, pero dudaba que alguna vez lograra sentirse realizado. ¿Sería que él mismo se había convertido en Batman, en aquello que juró cambiar porque creía que había otra solución?

Todos estos y más pensamientos navegaron por la cabeza del joven Richard Grayson frente al anciano mayordomo de la familia Wayne. Trató de recomponerse y irguió la espalda y sonrió a Alfred.

-Me encantaría- dijo mientras le abrazaba

-Bienvenido a casa, señor Grayson-

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⏰ Última actualización: Jan 03, 2019 ⏰

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