Capítulo 20:Arreglar un alma.

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Una parte de Alec no quería que nada le sucediese a Alina, pero sabía que su parabatai no estaba bien. Él podía sentirlo. Y su vínculo con Jace no le permitía elejir entre ellos porque en lo único que pensaba era en su hermanastro.

—Puedo sanarme. —Alina aseguró.— En unos días.

—Ni siquiera sabes lo que verás cuando lo hagas. Qué cosas tormentosas están en la cabeza de ese muchacho. —el mayor negó con la cabeza.

—Disculpen, pero no logró entenderlos. ¿Me explican? —Alec interfirió. Oía a la perfección, pero no estaba entendiendo lo que decían.— Solo me están preocupando.

—Alec, todo está bien. Aunque Castiel no quiera arreglare a Jace. Como lo prometí...

Alina guardó silencio cuando vio a Jace moverse en la cama, se incorporó lentamente y una solida lágrima salió de su ojo izquierdo.

—No otra vez... —la voz de Jace sollozó de pronto.— Ya no...

—Jace. —el pelinegro se acercó a él para ver como estaba, pero el muchacho ni siquiera lo volteó a ver.

—Hagan que pare.

Castiel lo volteó a ver con lástima. Aún recordaba la vez en la que Sam Winchester se encontraba de esa manera, pero peor, mucho peor. Sin embargo, sabía lo que Alina sentía en ese momento porque él ya lo había sentido.

—Hazlo, —dijo Cas— pero Naomi te arreglara a ti.

Alina asintió con rapidez, pero estaba claro que no iría a pedirle ayuda a Naomi. No era uno de sus ángeles favoritos. Ni siquiera estaba segura de que en realidad la ayudaría. Naomi no era como todos pensaban, pero Alina era la única que lo sabía porque nunca había aceptado sus citas a solas.

—Ali, ¿estarás bien? No quiero que...

—Estaré bien. —lo interrumpió.— Lo prometo.

Tantas promesas.

Ni Alec, ni Cas pronunciaron palabra alguna. Entonces la pelinegra se dirigió a Jace, sentándose en la orilla de la cama y viéndolo de perfil.

—Todo estará bien, Jace Herondale.

Entonces llevó amabas manos a la cara del rubio y cambió aquellas grietas en el alma de Jace por áreas sanas que le pertenecían a Alina.

Una parte de la ángel fue intercambiada por una parte dañada del rubio. El cambio se manifestó con luces rojas en el rostro de ambos. Alina sintió un dolor que apenas y soportaba, pero no se quejó en absoluto.

Cuando se separó de él, unas imágenes viajaron por su mente, eran recuerdos que no le pertenecían a ella sino a Jace y sólo a él

Puede que seas mi hijo, pero no voy a dejar que lo arruines.

No soy tu hijo.

Pero es como si lo fueras.

Una espalda sobrepasó el corazón de Jace, quitándole la vida, arrebatándosela de una manera vil y cruel.

Un recuerdo espantoso.

Alina dejó salir una lágrima de su ojo con tristeza, un sentimiento que ni siquiera ella sabía que podía sentir. Un sentimiento que se sentía realmente mal.

Bravery [Alec Lightwood].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora