Ojos Cerrados

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Reptilia- The Strokes
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A medio día el viernes salí del café con Jon y me encontré con Spencer, que trabajaba en una tienda de ropa cerca de allí, y fuimos a tocar música un rato en el apartamento de Spencer.  Los tres trabajábamos medio tiempo entonces teníamos tiempo en la tarde, hasta que yo tuviera que salir a mi otro empleo en un bar.

Me colgué mi guitarra, que estaba en el apartamento de Spencer, siempre tocabamos allí y era mejor que cargarla a todas partes. Cada uno se acomodó con su instrumento y comenzamos con un par de canciones clásicas.

Mientras tocábamos Sweet Child O'Mine de los Guns N' Roses mis pensamientos comenzaron a desviarse y desenfocarse. Tocaba y cantaba mecánicamente mientras mis neuronas se ocupaban creando imágenes de unos labios perfectamente llenos, suaves y tentadores, una sonrisa de esas que pueden llegar a causar alucinaciones. Mi mente se fue enfocando y vi a quien pertenecían esos rasgos, el chico de esta mañana en el café «¡Mierda!».  Paré de tocar en seco, asustando un poco a mis compañeros. «¿Por qué carajos andaba pensando en los labios de un hombre?»

¿Ry?- Spencer me mira como si acabara de hacer una locura y sentí que mis mejillas enrojecían.

—¿Qué?

¿Por qué paraste?

— Ah, lo siento, estaba pensando en otra cosa... - Él levantó la ceja y yo bajé la mirada.

Spencer contó de nuevo y comenzamos otra vez. Logré completar tres canciones seguidas sin distraerme demasiado, aunque el rostro angelical de aquel muchacho no se iba muy lejos. Después de tocar nos sentamos a charlar, bueno, ellos a charlar y yo a dormir, no podía darme el lujo de llegar cansado y menos con Bob cómo jefe.

Afortunadamente sólo había dos días en que se cruzaban ambos trabajos, nunca es buena la falta de sueño. El café no se abría temprano los fines de semana, entonces Gabe no necesitaba de mí, y el bar me había contratado para los días de "máxima capacidad", es decir, jueves, viernes y sábado. El domingo me quedaba completamente libre para hacer lo que quisiera, o bueno, lo que Jenn quisiera.

El sofá de Spencer era increíblemente cómodo y fue fácil quedarme dormido allí. Todo se nubló realmente rápido y pronto me encontré en un cuarto opaco y veía la silueta de alguien a lo lejos me acerqué lento. Cuando estuve lo suficientemente cerca, la persona volteó hacia mí y lo único que pude ver fue esa boca tentadora que  ahora parecía ser la dueña de mis pensamientos. La vi curvarse en una sonrisa suave y gloriosa, sentí que yo también sonreía.

Pocos segundos después  sentí una mano en mi hombro sacudiéndolo. Había una voz "Ryan. Ryan se hace tarde." «Carajo, el trabajo». Abrí mis ojos acostumbrándome poco a poco a la luz artificial de la sala de estar, Spencer estaba a mi lado y era su mano la que estaba posada en mi hombro.

—¿Qué hora es, Spen?- pregunté con una voz terriblemente adormecida.

Spencer miró su reloj de gato en la pared, mis ojos aún no estaban en condición de enfocar de tal manera.

—Son las cuatro y media, hermano. Mejor te vas parando de ahí si no quieres que Bob te asesine.

«Tengo que  abrir el bar en media hora» .  A diferencia del café, el bar quedaba lejos de mi apartamento, y del de Spencer. Gastaba usualmente veinte minutos para llegar, necesitaba asear mi cara un poco antes de ir.

~°~

El bar estaba ubicado en una calle comercial y tenía un gran letrero que decía  Pinkish  en luces neon color púrpura que de momento no estaban encendidas. Encajé la llave en el hueco de la cerradura y le di la primera vuelta, «si no tiene seguro significa que Bob ya llegó y que estoy muerto». Giré lentamente la llave esperando escuchar el segundo click «No puede haber llegado, la última vez que vi la hora iba a tiempo»  terminé de girar mi muñeca y escuché el click que tanto esperaba. Con alivio terminé de quitar el seguro de la puerta y me adentré en el oscuro local.

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