CLAVITO

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Érase una vez una niña que se llamaba Claudia, pero que por apodo le decían clavito, ella vivía con su madre en una cabaña en lo profundo del bosque, que está ubicado justo después de dejar atrás la señal que anuncia la frontera entre España y Francia, la carretera se desploma hacia el mar en una serpiente que se adhiere a los pliegues de la montaña, a unos pocos kilómetros se encuentra el Castillo Valencay, que es gobernado por un rey noble, sabio y honrado, lo contrario de su hija cristal, a su corta edad es una niña muy caprichosa, todos los aldeanos, que son unas personas nobles y honradas, concuerdan que si la princesa no madura antes de recibir la corona, el reino está destinado a desaparecer.

Clavito al contrario de la princesa, es una niña muy dulce y educada, su madre siempre le dice que tiene que ayudar al necesitado, pero que no puede recibir nada de nadie, eso es lo primordial.

Ese día, como todos los días la niña se fue a recoger bayas, más conocidas por algunos de los aldeanos como las frutas del bosque, son un tipo de fruta pequeña y comestible que tradicionalmente no se cultiva sino que crecen en arbustos silvestres, estos arbustos crecen cerca del río, por ese motivo clavito viajaba todos los días a recoger una buena cantidad, ya que su madre con ellas hacía tartas para venderle a los aldeanos, su madre antes de partir siempre le decía que llegara temprano y que por nada del mundo recibiera nada de nadie.

Ese día la niña se fue un poco más temprano de lo habitual, como a mitad de camino, clavito se encontró con un señor que estaba recostado en el tronco de un árbol, "se encuentra en una posición un poco incómoda", pensó clavito, lo observó por unos minutos, cuando se dio cuenta que no era peligroso, se acercó a preguntarle qué si se encontraba bien, el forastero pego un brinco al escuchar su voz, del susto clavito boto la canasta al suelo, cuando se agachó para recogerla, el forastero le dijo que se encontraba un poco cansado y tenía mucha sed, clavito no lo pensó dos veces y le dio el agua que traía en su morral, él forastero lo recibió de buen agrado el agua, destapó la botella y de un solo trago se tomó más de la mitad del agua, respirando más calmado, ya que su sed había sido saciada, al terminar se el agua, le devolvió el frasco a clavito, ella miro la botella por unos minutos, luego la guardo en su morral con un poco de desilusión, debido a que el forastero no le dejó ni una gota de agua para ella, el forastero al verle la cara de desilusión que tenía, le dio un objeto envuelto en un pañuelo.

Cuando clavito desenvolvió el objeto, quedó fascinada,nunca en su vida había visto algo tan hermoso, sin pensárselo dos veces lo guardo en su morral, él forastero al ver que por fin se pudo deshacer del objeto, se levantó con un poco de dificultad del árbol, clavito le preguntó que si estaba bien, el forastero respondió que ahora si lo estaba, y sin despedirse se fue andando con pasó vacilante, pero tranquilo, ya que si lo cogian,no tenían como probar que el era el responsable del robo, mientas se perdía entre la maleza no sintió ni un poco de remordimiento por el destino de la niña, se dijo así mismo,es ella o yo, aunque suene mal, me agrada estar vivo y quiero permanecer así.

Clavito lo vio partir sin darle mucha importancia al comportamiento del forastero.

Al hallarse tan ensimismada en sus pensamientos, ella nunca vio al individuo que se dio cuenta del intercambio, y que poco a poco desapareció sin ser visto.

La niña cogió su canasta y se fue saltado de dos en dos hasta que llegó al lecho del río, en donde se cosechaban las mejores bayas, mientras ella estaba recogiendo las frutas, llegaron los soldados del rey, sin prestarle mucha atención a su alrededor los soldados pasaron cabalgando el rió, al pasar salpicaron de agua a clavito que estaba inclinada recogiendo sus frutas, al sentir el agua, ella pego un grito, los soldados se detuvieron abruptamente, y se voltearon a ver de dónde provenía ese grito.

LA CORONA DE CRISTALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora