Perdoné errores casi imperdonables, intenté sustituir personas insustituibles y olvidar personas inolvidables. Me decepcioné de personas que pensé que nunca me decepcionarían.
Sonreí cuando no podía, hice amigos eternos.
Lloré oyendo música y viendo fotos; llamé solo para escuchar una voz.
Pensé que me moría de tanta tristeza. Tuve miedo de perder a personas que verdaderamente era mejor perderlas. ¡Pero sobreviví! ¡Y todavía sigo viva!
Queridos lectores, tengan en claro siempre, que perdiendo también se gana.
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Entre Letras Y Cafeína.
Novela JuvenilEntre letras y cafeína. Todos los derechos reservados.