●Vacaciones?●

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Me llamo Arlette pero la gente prefiere Ar ya que creen que es más corto, solo que a mi me parece complicarse demasiado. El origen es francés y se pronuncia como si no tubiera las últimas dos letras: "Arlet"
Vivo en una casa en la periferia de una ciudad mediterrania de la costa catalana, Vilanova i la Geltrú.
Comparto casa con mi madre, recién divorciada de mi padre, y mi hermano mayor, que como va a cumplir los 20 ya se cree que puede hacer lo que le de la gana, a quien, por cierto, creo que nunca le he importado lo suficiente como para que me preguntáse como me va todo en general, pero yo no le culpo.
Ah, tengo 16 años y a finales de Julio cumpliré los 17.
Acabada la introduccion vamos ya a la historia, a mi historia.
-Subes ya?- Esa es mi madre que me espera en el coche descapotable, observándome.
-Ya voy- Respondo yo
-Va que luego no vas a poder disfrutar de tus vacacionees!Recuerda que no se te olvide nada eh!
-Que sí...-Murmuro, que después de tan solo dormir a penas 5 horas me pregunto como puedo aguantarme de pie.
-Y tu hermano? -Se estraña mi madre al ver que en la parte de detrás del coche esta vacía.
No respondo a esa pregunta que con el paso de los años se ha vuelto más bien retórica, ya que él casi nunca esta en casa.
Mi madre, que se ya me conoze bastante como para saber que no pienso decirle nada, me mira y esclama- Ves a buscarlo ya! Este muchacho siempre hace lo que quiere!
Sin ni siquiera imutarme, me bajo del descapotable y pego un portazo a la puerta del coche, que al ser ya tan viejo, a veces le cuesta cerrar bien, y quiero evitarme la bronca de mi madre sobre la seguridad conduciendo y no se qué.
Me dirijo a la puerta del garaje y seguidamente subo corriendo escaleras arriba hasta llegar a la habitación de mi hermano, con su inconfundible letrero de no pasar o riesgo de daño que tanto le gusta y que no aguanto ver.
Abro rápidamente y no lo encuentro, sólo puedo ver una habitación llena de cosas tiradas por los suelos como ropa, comida, bambas, chaquetas, vamos todo lo que seria inpensable que existiese, en el suelo está. Creo que eso se debe a que, como dicen muchos psicólogos, el orden que tu llevas se refleja en el que tienes en la cabeza. Esa frase siempre me da mucho a pensar...La verdad es que siempre que lo miro, a Mateo, me da pena, pero no esa pena que te entra quando ves a alguien pobre o al que no has podido ayudar, no, esa pena que te hace odiar al que lo convirtió en lo que es ahora, que, aunque parezca imposible, este chico "malo" fue en su dia un ángel que al caer, no se supo levantar. Lo que nadie sabe es qual fue esa piedra, que le hizo tropezar y caer al abismo.
-Que buscas?-Me dice una voz que viene de la puerta de este cuarto. No es mamá, es una voz masculina, que al largo del tiempo se ha ido convertiendo en una voz ronca y penetrante. Me giro bruscamente y allí esta, con su sonrisa traviesa que la acompañan unos ojos verdes oscuros llenos de rabia y rencor.
-Mamá te espera- Digo yo con un hilo de voz mientras intento evitar su mirada directa hacia mis ojos.

- Ahora bajo, díselo- Chilla para captar mi atención y se dirige hacia su armario en busca de alguna bolsa o maleta donde guardar sus pertenencias. Eso me indica que quiere que lo deje en paz.

Sigilosamente cierro la puerta de su cuarto y me dirijo al pasillo que da hacia las escaleras. Oigo un ruido que viene de la planta de abajo, es mi madre. Bajo apresuradamente y ni me paro a contemplar lo vacía que ha quedado la casa después de la espléndida decisión de ella, de abandonar a nuestro padre y, como mamá dice, irse un rato de vacaciones. Vacaciones? Desde cuando las vacaciones empiezan a mediados de curso de Bachillerato? Desde cuando es bueno alejarse de todo y de todos? Ya sé la respuesta, desde que a mi madre le ha dado por sentirse menos agobiada con lo del divorcio y pensar que nos puede separar un año, así como así, de él, de nuestra familia de nuestros amigos.
-Hombre! cuanto has tardado!- Se queja mi madre señalando con el dedo el reloj de la patalla de su movil, que al ser nuevo se cree que puede ir fardando de él. Y, sin dejarme apenas responder o, almenos poner una escusa me dice- Ahora a tu hermano que le pasa? Dile que sino vamos a perder el avión...
-Me ha dicho que ahora baja.-Digo acomodándome en el sillón de piel sintética del descapotable. Y intento ignorar sus quejidos subiendo el volumen de mi musica del Mp3 que siempre llevo en mis bolsillos.
Al cabo de un cuarto de hora aparece mi hermano tirando de dos grandes maletas y le entrega las llaves de la casa a mamá. Ella, esta vez ni se immuta y arranca su coche blanco, descapotable.

 Ella, esta vez ni se immuta y arranca su coche blanco, descapotable

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Te Llamaré, Ar [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora