El fin.

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24/05/2017, la fecha en la que ocurriría, la fecha exacta para que Marcos Lumino haga su venganza, faltaban exactamente 3 días. Dos de sus "amigos" lo sabían, sabían que ese día el haría esa masacre, ¿Cómo se enteraron? Pues leyeron su "libro de pensamientos". Lo estúpido es que ellos solo leyeron eso, no se dignaron a seguir con su lectura, Marcos sabia que ellos leerian su libro, sabia sobre la broma "blanca" que le harían, los había escuchado, se había hartado y había planeado la muerte de muchísimos chicos e incluso la suya propia. Marcos se preguntaba el porque de su vida, el porque de su sufrimiento, mas no tenía respuestas claras.

Llego el día, llego el día del fin, el fin del sufrimiento, el fin de ser infeliz. Hoy mataría a todo aquel que quiera detenerlo, asesinaría a sangre fría a cualquier persona que se ponga delante de el y trate pararlo. Hoy robaría las armas de casería de su papá y arrasaría con todos los malos.

Al llegar la hora exacta para ir a  su escuela, Marcos agarro las armas que su padre tenía en el armario y las llevo a su habitación, poniendo las seguidamente sobre la cama, miro todas y cada una de ellas, observó detenidamente una escopeta de aire comprimido, esa no le serviría. Agarro dicha escopeta y la metió bajo su cama, luego agarro las demás y las guardo en su mochila.

El chico pelinegro comenzó a vestirse; remera, pantalón, guardapolvo, campera, y por último las botas de caza de su padre. Se coloco la mochila con las armas y salió en la habitación en busca de su padre que se encontraba en la cocina -que como siempre se encontraba durmiendo, seguramente por la borrachera de la noche anterior- Marcos se acerco a pasos decididos y sacando una pistola con silenciador, la pone en la cabeza de su padre y aprieta el gatillo, reventándole la cabeza en mil pedazos, salpicando sangre por varias partes de dicho lugar. Luego de terminar su trabajo en su pequeña casa emprendió camino hacia su nuevo lugar de juegos, la escuela.

Al llegar, se para delante del gran edificio, mirándolo por última vez, el sabia que no saldría vivo de ahí adentro, ya no tenía nada que perder. Marcos suspiro fuertemente y se adentro al establecimiento, mientras que una sonrisa maliciosa se pintasen sobre sus rosados y partidos labios.

Una vez que estuvo dentro de su salón de clases, sentado en su lugar, saco discretamente el arma con silenciador, haciendo que Romina, la chica que se sentó a su lado al verlo y ver el arma, gritase del terror. Marcos con una sonrisa sobre sus labios levanto su arma y ¡Bang! Disparo en la cabeza de la rubia hueca que tenía de compañera; se levanto de su silla y le disparo al siguiente en su lista, los gritos en el salón se hicieron presentes, seis balas en seis cabezas, ni una herrada, una vez que el muchacho pelinegro no tenía municiones en esa arma, saco la otra, una de disparo automático, mas fácil aun de matar a todos. A pasos firmes y con el rostro divertido se paro adelante del salón, comenzando a dispararles a todos los allí presentes. Una vez que termino con todos, absolutamente todos, salio del salón, yendo hacia otra aula haciendo el mismo procedimiento. Una vez que esa arma se quedo sin municiones saco otra, pero esta vez ya iba por los pasillos aniquilando a todo ser vivo que corra por los pisos.

Desde lo lejos, atreves de los gritos de terror se podía oír el ruido de la policía. Marcos por la adrenalina no los escuchaba y el seguía matando, hasta que un grupo de civiles armados se pararon delante de el apuntándolo con sus armas

-Deja esas armas y coloca las manos en donde La veamos.

Hablo el policía, pero Marcos no les hizo caso y le disparo a la cabeza de el sujeto anteriormente nombrado, dándole fin a otra vida, el fin de una vida más.

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